¿Se suicidó Narcisazo?
Señor director:
Con cuidado y esmero hemos leído los dos trabajos publicados en El Nacional (10 y 11 de junio) por el acucioso colega suroestano Nélsido Herasme, valorativos de los aportes del profesor Narciso González (Narcisazo) a la cultura nacional, los cuales compartimos. Subrayamos “de que un ser de la convicción y de la recia formación de Narcisazo y la firmeza de su discurso, no era capaz de apelar al suicidio”.
Figuras de consistente preparación y/o temple han optado por la autoliquidación física, como Jean Luis Ferrand, Henri Christophe, Adolfo Hitler, Vicente Van Glogh, Horacio Quiroga, Ernesto Hemingway, Gastón Fernando Deligne, Pedro Santana y Antonio Guzmán Fernández.
En los años de 1970 teníamos la idea de que los revolucionarios eran de acero e impolutos. La experiencia señala que no es así, aunque ciertamente tienen mayor fortaleza espiritual. ¿Pueden suicidarse los revolucionarios? Ellos son seres biopsicosociales, con la particularidad de que son altamente sensibles, y ésto es una contraindicación.
Es amplia la lista de los revolucionarios que se han quitado la vida. Citemos a Vladimir Mayakovski, el más talentoso poeta de la revolución rusa (bolchevique), que escribió 16 libros; a Osvaldo Dorticos Torrado, primer presidente de Cuba después del triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro; Haydeé Santamaría Cuadrado (Yeyé), quien participó en el asalto al Cuartel de Moncada, miembro-fundadora del Partido Comunista de Cuba y del Consejo de Estado, diputada y fundadora de la Casa de las Américas, y el presidente chileno Salvador Allende.
En nuestro país, en las primeras horas del domingo 6 de octubre de 1991, el legendario líder portuario y revolucionario Barbarìn Mojica se lanzó desde el puente Matías Ramón Mella, sin que nadie viera esa acción. ¿Por qué…? Cayó en el pavimento y no en el agua, y si no hubiera aparecido, con el trauma causado por Balaguer se hubiera creído a que éste lo mandó a matar.
La hipótesis del suicidio de Narcisazo está reforzada por numerosos indicios y evidencias, entre ellos las confesiones de amigos, sus muy pocos conocidos y serios problemas hogareños, su enfermedad, los despidos de que fue objeto y la pensión forzada en la UASD, sus deudas, la amenaza de desalojo de la casa que ocupaba, así como una reveladora e impactante carta que dejó, que fue ocultada a las autoridades y a la opinión pública, y que éste fue descubierta por este servidor.
Atentamente,
Oscar López Reyes,
Periodista y académico