El dinero es la vida
Señor director:
Las últimas décadas a través de todos los medios de comunicación existentes, televisión, internet, periódicos, etc., se ha venido hablando y escribiendo mucho sobre la destrucción acelerada del medioambiente por parte del hombre en casi todo el mundo; además de la alteración mundial del clima. La desaparición de grandes extensiones de bosques, de ríos, lagos, humedales, ecosistemas enteros son arrasados; grandes industrias contaminan el medio ambiente y por ende la capa de ozono en destrucción permanente, además de que grandes sequías, inundaciones, tsunamis, terremotos, etc. azotan el planeta.
Son tantas las formas de destrucción que la humanidad usa y provoca en contra del medio ambiente, que pareciera como que no nos estamos dando cuenta de que con ello estamos cavando nuestra propia tumba más rápido de lo que nos imaginamos.
“La humanidad literalmente está cambiando las hojas de los árboles de billetes de dinero”, grave error, las hojas de los árboles que dan lluvia, oxígeno, dan vida, mas por el contrario las hojas de billetes de dinero no se comen; de hecho, el dinero no es riqueza mas sí la naturaleza. Estoy seguro de que por esa ambición desmedida del hombre por el dinero, pero sacrificando sus propias vida, un día no habrá un hábitat de subsistencia para el hombre.
Llegarán los días en que todos tendremos tantas papeletas de dinero, pero tan poca naturaleza, tan pocos alimentos, tan poca agua, temperaturas tan altas, sequías, hambruna, etc., que quizás Dios nos diga a todos: ¡Coman dinero ahora!, y entonces lo aborreceremos y clamaremos por todo lo que nos daba la naturaleza, pero ya sería muy tarde.
En vista de todo lo precedentemente dicho, he reflexionado, y en consecuencia me ha surgido una idea sólo con el fin de aportar un granito de arena al gran problema, y es la de sugerirle a usted señor Director, para que promueva la siguiente idea en las altas instancias de poder y logremos de que todos los dominicanos, y por qué no, toda la humanidad sin excepción, incluyendo los niños, seamos declarados mediante un Proyecto de Ley, Resolución o Decreto Presidencia: “Ecologistas o Defensores del Medio Ambiente, etc.”. Podría constar en nuestra cédula de identidad y electoral esta designación, así como en las actas de nacimiento de cada nacido. Estos documentos podrían confeccionarse de color verde como una forma de emular el verde de la naturaleza.
Atentamente,
J. Lugo Marcelino
E: Lugomeche@hotmail.com