Con apoyo popular
Señor director:
– “Yo no voy a botar mi voto, voy a votar por el que va a ganar”.
Es el razonamiento que inclina el voto de gran parte de la ciudadanía. Y resulta que normalmente quienes están en la delantera, son los más conocidos y los que más recursos tienen, que casi siempre son los que han pasado por el Estado y se han enriquecido irregularmente.
Recursos que les permiten, aprovechándose de la necesidad de los ciudadanos, comprar conciencia. Lo que se denomina clientelismo. ¡Ese da. Ese sí es bueno!, dicen en los barrios. A sabiendas de que reciben migajas de los que les fue robado con la corrupción. Pero para ellos es una solución, que les sirve para comer y reducir la angustia de su eterna crisis, creada precisamente por la corrupción.
Y con esa visión, de no botar su voto, los ciudadanos se hacen cómplices-víctimas del más de lo mismo. ¿Por qué cómplice? Porque el que vota por un político corrupto, se hace cómplice.
La otra actitud es:
– “Yo voy a votar por aquel candidato, porque me parece honesto, tiene una propuesta sensata para desarrollar el país, y no ha sido nunca vinculado a actos de corrupción. Así sea mi voto el único que saque”.
Esa sería la actitud de un ciudadano responsable y con conciencia de patria.
Pero verlo así nada más, sería plantearlo en blanco y negro, cuando hay otros detalles que influyen.
Primero: los grupos corruptos se unifican fácil, es solo ponerse de acuerdo cómo se repartirán el pastel del Estado.
Segundo: los grupos nacionalistas y patrióticos a la fecha sufren de los egos de su liderazgo y las diferencias conceptuales, -lo que yo llamo “detallismo”- que los incapacita para hacer alianzas perdurables en base a lo que los une. Por lo que normalmente se presentan a las elecciones divididos. Preparados para fracasar.
Tercero: están los divisionistas. Son aquellos líderes y grupos o partidos de oposición, que juegan a ser opositores, pero su verdadero papel es mantener dividida la oposición, porque trabajan –en secreto- para el partido oficial. Son aquellos que nunca hay manera de complacerlos para que se sumen a la unidad.
Visto que el Estado es el mayor empleador del país, conscientes de los niveles de desempleos y miseria existentes y observando la división de los opositores y su segura derrota; la sensatez y el cálculo de su seguridad lleva a muchos ciudadanos a aferrarse a lo que es seguro, y le puede producir seguridad y beneficios personales.
Atentamente,
Milton Olivo

