Hipólito Mejía
Señor director:
Desde que conocí a Hipólito Mejía, tuve la certeza de que había conocido a uno de los mejores hombres de República Dominicana y, efectivamente, ni su nivel económico ni el haber sido la primera figura del poder le ha hecho cambiar su forma caritativa y buena, con la que trata a los más, sin importarle su estatura social en esta tierra de Duarte, Sánchez y Mella.
Tengo la fe de que en el próximo gobierno que encabezará Hipólito Mejía, será la continuación de la primera parte del gobierno que encabezó del 2000 al 2004, que fueron sus primeros dos años y que han sido los mejores de gobierno alguno en este país.
Las formas de mal gobernar de los funcionarios del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y su irresponsabilidad de no enfrentar la crisis bancaria construida a partir del año 1989 y profundizada en el tramo del 1996 al 2000 encabezado por el doctor Leonel Fernández Reyna y su equipo económico. Estas fueron las causas de que el presidente Hipólito Mejía, no pudiera completar con el éxito con que se trabajó en los primeros dos años 2000 al 2002, y que le obligaron a tomar la decisión de enfrentar la crisis de los bancos.
Para salvar nuestra economía y así también los ahorros de más de 791,000 ahorrantes. Gracias a esas medidas tomadas desde el Palacio Nacional con valor y responsabilidad, nuestro país no está en cuidados intensivos en relación a lo que tiene que ver con el sistema financiero nacional, porque espera una nueva llegada al poder de Hipólito Mejía, todos los dominicanos y dominicanas, los agricultores, los jóvenes, las mujeres, los empresarios, choferes, amas de casa y especialmente las madres solteras, pueden confiar en que habrá más prosperidad, pero para todos.
Fue del 2000 al 2004 que los estudiantes de todos los municipios recibieron un medio más decente y garantizado para ir a las universidades.
Pienso que el día 22 de febrero del 1941, cuando nació allá en La Chichigua de Gurabo Hipólito Mejía, don Polín, su padre, y doña Marina, su madre, nunca se imaginaron que habían traído al mundo por mandato del Dios a un ser humano con las cualidades humanas de este hombre que llegó para servirle a los más necesitados.
Atentamente,
Cándido Severino
Sabana Grande de Boyá

