Hipólito
Señor director:
Las declaraciones de Hipólito Mejía calificando al ingeniero Miguel Vargas Maldonado de traidor, como se ha podido constatar en los últimos días, ahondan las diferencias entre los dos principales líderes del Partido Revolucionario Dominicano, PRD, lo cual constituye un insalvable obstáculo para la unidad de esa otrora organización política.
Tal rebatiña interna representa una desgracia para la institucionalidad democrática dominicana y el necesario equilibrio de poderes, en una coyuntura en que el oficialista Partido de la Liberación Dominicana ha instaurado una especie de dictadura de partido, legitimada por el voto de las urnas.
Existe, sin embargo, una opción que pudiera evitar que el PRD deje de ser una organización encaminada hacia la obtención del poder, pero para ello se requiere del desprendimiento y sacrificio de las corrientes en disputa, en aras de dar paso a un gran movimiento de reconciliación que unifique y fortalezca al PRD con miras a las elecciones del 2016.
Sólo el licenciado Hatuey De Camps Jiménez, el verdadero símbolo del PRD histórico, legítimo heredero de las ideas del doctor José Francisco Peña Gómez, está en capacidad, por sus raíces, experiencia, destreza y autoridad, de reencauzar de nuevo la nave perredeísta.
Hatuey sabe cómo hacerlo, pues acompañó en diferentes ocasiones a Peña Gómez en jornadas heroicas y valientes, con motivo de las divisiones privadas por la renuncia de Juan Bosch en 1973 y de Jacobo Majluta después de las elecciones del 1986, y porque además el cacique fue corresponsable como estratega e ideólogo de las grandes victorias de esa entidad proselitista.
El regreso de Hatuey al PRD se hace hoy más necesario que nunca, pero para ello tanto Hipólito Mejía como Miguel Vargas Maldonado deben allanar ese camino, sin que tengan que abandonar sus legítimas aspiraciones presidenciales.
Hatuey, como no tiene hacha que afilar contra ningún peredeísta, llámese Hipólito, Miguel, Abinader o Guido, está en condiciones de organizar convenciones transparentes y democráticas, actividad en la que tiene un postgrado dentro de las filas del PRD, avalado por la accidentada historia de esa organización política.
Atentamente,
Miguel Pineda López.
Santo Domingo.

