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Conciliadores

Señor director:

Los grandes estadistas han sido grandes conciliadores. En nuestras Antillas se anticipa José Martí (1853-1895) cuando en el Manifiesto Bélico de Montecristi (1895) dedica varios párrafos  a ofrecer seguridad y respeto a los españoles que residían en Cuba.

La guerra es contra España no contra el “español honrado”.

Tras la hazaña de los héroes del 30 de mayo, que derrocaron un dictador pero, carentes de un Plan B bien orquestado, no derrocaron su régimen,  surge un exiliado que conoce a fondo las costumbres y anhelos de su pueblo pero no las intrigas palaciegas ni las de los grupos económicos y políticos.

Juan Bosch fue el gran conciliador de trujillistas y antitrujillistas. Con un interés hábilmente político,  pero  de hecho fue conciliador,  grita desde las tribunas, la radio y la televisión: “borrón y cuenta nueva”.

Voz de conciliación que le otorga por elección masiva la presidencia de la República,  a un recién llegado, ausente por décadas mientras que a los siete látigos del Partido contrario, Unión Cívica, la gran masa del pueblo, le propina una derrota que desinfla a un partido que parecía victorioso el día antes de las elecciones.

Joaquín Balaguer fue también gran conciliador tras la muerte del dictador, continúa como presidente, arregla su mundo con Ramfis y crea el Consejo de Estado con la principalía de los jerarcas antitrujillistas que lo aceptan. En 1966, tras elecciones, preside un gobierno de unidad nacional con el PRD de adversario, al que concede dos Secretarías de Estado y muchos  puestos principales.

En forma indeleble en 1965 surge la figura de Héctor García Godoy, que logra el consenso de las principales columnas políticas tras la crisis armada y se atreve a llevar el país a elecciones.

Hay que nombrar  también a Francis Caamaño, quien persuadió al PRD que lo había llevado a la presidencia del gobierno en armas,  a los jefes militares que lo acompañaban,  al Senado y a la Camara de Diputados y a otros movimientos que lo seguían para aceptar la propuesta de la OEA de otorgar la Presidencia provisional de la República al doctor Héctor García Godoy. La única excepción fue del Movimiento 14 de Junio y del PRSC no conciliadores.

Egregio y digno el pueblo dominicano nutrido de próceres estadistas conciliadores.

Atentamente,

Lic. Francisco Dorta-Duque

Santo Domingo

El Nacional

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