Señor director:
En los últimos años la ciudad de Santo Domingo, incluyendo el Distrito Nacional y los distintos municipios, se ha convertido en una zona increíblemente difícil de caminar por el enorme desorden que se observa en todas partes.
No hay un solo sector por el cual usted camine libremente ni cuyas calles estén libres de obstáculos como ocurre en las ciudades de países civilizados.
Pero en la República Dominicana las aceras y gran pate de las calles permanecen ocupadas por vehículos que son estacionados en abierta violación a la ley.
El que lo dude que se de una vueltecita por la avenida Padre Castellanos, la Isabel Aguiar, en Herrera, o la avenida Hermanas Mirabal en Villa Mella.
El problema no es únicamente de los dueños de automóviles y de cualquier tipo de vehículos, sino también de los dueños de comercios, colmados, farmacias, tiendas de ropas y de calzados, etc, que toman las aceras como estacionamientos, sin que ninguna de las autoridades municipales se entere de tales situaciones.
Al problema hay que agregarle los talleres de mecánica, los lavaderos de automóviles en calles y avenidas, y debajo de los árboles en las áreas verde.
Otros graves problemas son las frituras y lugares de expendio de comida rápida, que en otros países funcionan en locales adecuadamente preparados para tales fines.
En nuestro país cualquier persona instala una fritura en cualquier calle y hay que permitirle eso porque “es un padre de familia”, y ser padre de familia en el país es una profesión.
Otro grave problema son los venduteros haitianos, que arrabalizan absolutamente los lugares donde llegan, lanzan los desperdicios en las calles, orinan ay defecan en público y mantienen costumbres que chocan con la forma cultural de vida de los dominicanos.
Muchas personas que circulan por la avenida Máximo Gómez con Nicolás de Ovando se quejan de que los venduteros públicos, haitianos y dominicanos, ya no dejan espacio para la gente caminar.
Y la gente la acepta callado, porque si alguien protesta puede salir acuchillada.
Reorientar los espacios públicos del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo es una tarea ardua que debemos iniciar cuanto antes. Manos a la obra.
Atentamente,
Ruddy Germán Pérez
periodista

