Señor director:
Para nadie es un secreto que en nuestro país la delincuencia ha roto todos los límites moralmente permitidos, siendo uno de los problemas actuales más grandes que tenemos los dominicanos.
Estamos presos en nuestra propia libertad, ya que en estos momentos es imposible sentirse tranquilo y andar en las calles sin tener la preocupación de que un delincuente nos asalte y nos despoje de nuestras pertenencias, ya sea un celular, una cartera, un automóvil o prendas.
Pero lo más preocupante es que estos malhechores le quitan la vida a cualquiera por algo material sin tener la mínima consideración de lo que es la vida del ser humano.
Es una realidad lacerante que corroe el alma de las personas serias y honestas, que trabajan día a día para obtener el sustento diario sin recurrir a las acciones delictivas.
Como dominicana que soy, me asombra cómo nuestros padres y seres queridos se sienten temerosos y preocupados cuando salimos a las calles, sin importar si es de día o es de noche. El miedo está latente en ellos.
No importan, además, el lugar y la actividad que estemos realizando debido a que los depredadores están por doquier.
La pregunta es: ¿qué ha pasado con nuestro hermoso país, y en qué se ha convertido? La pregunta más grande de todas es ¿a qué atribuir que este problema social haya llegado a este nivel?
El nivel de pobreza que hay en el país es extremo.
Algunas personas que por una u otra razón están desempleadas, o que simplemente no pueden conseguir trabajo por falta de oportunidades, se sienten desesperadas y recurren al robo para poder sobrevivir a costillas de hombres y mujeres de bien.
Es por esto que la pobreza y la marginalidad son causas principales que abonan a la delincuencia.
La República Dominicana es un país hermoso, que no solo posee en su geografía las bellezas naturales que bien se han dado a conocer en el Mundo.
También es un país rico por su capital humano, poseemos el mejor carácter del mundo, reímos cuando ganamos y reímos en el fracaso, porque siempre mantenemos la esperanza de un mañana mejor. Así que no podemos dejar que este problema eche todo a perder.
¡A mirar hacia el futuro, pueblo dominicano! Y exijámosles más a los conductores de la nación, y exijámonos más a nosotros mismos para cambiar nuestro destino.
Atentamente,
Karla Susaña
periodista

