Señordirector:
El trujillismo persiste en República Dominicana, porque más que la alusión a un dictador, Rafael Leónidas Trujillo, es la auténtica conducta todavía vigente a que muchos dominicanos son sometidos, que el tirano tuvo la astucia de aplicar y que hoy, lamentablemente, otros han copiado.
El más prepotente, arrogante y airado de la dinastía de los Pared Pérez, Reinaldo, es una muestra de ello. Junto a Euclides Gutiérrez Félix, conforman las dos legítimas rabietas del trujillismo, enquistados en el partido de gobierno, el de la Liberación Dominicana (PLD).
Recientemente, el dirigente político de oposición, Enmanuel Esquea Guerrero manifestó que si esa organización política no conforma una dictadura de partido, al menos representa lo hegemónico del acontecer político dominicano. Sin embargo, la actitud de las dos soberbias figuras políticas antes citadas, parecen disimular muy bien que no tienen actitudes dictatoriales.
Hace poco Pared Pérez calificó como un “tremendismo” el que el presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada(CONEP), Rafael Blanco Canto, haya sostenido que el proceso electoral de República Dominicana había “colapsado”, debido al desorden registrado en el pasado escrutinio electoral.
En su estilo muy gestual y, prácticamente con ojos desorbitados, dijo que tal vez Blanco Canto tiene ese criterio porque no ganó su partido “preferido”, evidentemente refiriéndose al Partido Revolucionario Moderno (PRM).
En su incontinencia verbal, propia de la ira autoritaria que le caracteriza, Pared Pérez no pareció reflexionar en su promesa hecha durante el curso electoral en el sentido de que los miembros de la Junta Central Electoral (JCE) serían electos nuevamente, de repetir otra vez el partido en el poder.
Tal parece que el dirigente político entiende que él si actúa imparcialmente y sin tremendismo, aun cuando el partido gobernante, que debe ser paradigma, fue parte de la contienda electoral.
O dicho de otra forma, que él como dirigente político del oficialismo, sí puede lucir como miembro de la parte de un todo-el PLD- en el que los colegiados de la JCE, específicamente Roberto Rosario, juegan un papel estelar.
De su lado, Gutiérrez Félix parece entender que los “políticos profesionales”, son los del PLD, lo que ratificó en estos días para refutar que en esa organización política haya alguna división interna. Es decir, que los políticos profesionales son los que están en el poder; los de oposición son neófitos y párvulos en la materia y, por tanto, su opiniones no tienen calidad ni mérito alguno.
Atentamente,
Fernando A. de León