Mochilas politizadas
Al correr de los años y expandirse la acción política partidaria por todo el territorio dominicano, la donación de útiles escolares se ha ido politizando, siendo actualmente la mochila la más ofertada.
Su reparto no atiende a las necesidades de los barrios y de los educandos, sino a una competencia politiquera e interesada. Es una forma de hacerse ver y sonar para que los tomen en cuenta en el momento que determinada persona o entidad lo requiera. Programas radiales y televisivos, organizaciones sociales comunitarias, fundaciones, clubes, legisladores y funcionarios públicos se ven en esa actividad al inicio de cada año lectivo.
Dado que el Ministerio de Educación entrega la utilería que requieren los estudiantes, luce innecesario tal reparto, a no ser a cambio de futuro afecto y recompensa politiquera. Tal parece que los resultados satisfacen el ego de los oferentes, pues hay un hecho presente en el ambiente que así los demuestra, que son las mochilas donadas por la diputada Lucia Medina en su provincia natal con el nombre de ella y de su fundación superpuesto al del Ministerio de Educación, y entregadas a título personal a sanjuaneros en un hecho irregular que encontró su más oportuno defensor en el Sr. René Jaquez Gil, director del Inabie de Educación, quien reaccionó diciendo que se trataba de un error de los suplidores, sin antes hacer o anunciar una investigación del caso. Como un auténtico politiquero lució más como abogado de la diputada que un funcionario del Ministerio de Educación, entidad que él debe defender y aparentarlo.
Los suplidores hicieron su buen papelazo como se lo indujo el director de Bienestar Estudiantil, y ahí se cerró este caso, ocurrido entre miembros de la misma familia que juega con los cuartos ajenos.
La opinión pública desmiente a la diputada Medina, al director del Inabie, al Ministro de Educación y a los suplidores, pues no tiene mentirosos favoritos. La empresa suplidora se descalifica a sí misma y certifica su falta de credibilidad y seriedad. Queda bien claro que los miembros de esa familia no se pisan la manguera y se protegen entre sí con la intención de aparentar la buena conducta que no poseen.
Este hecho antitético entra en prevaricación, que esta vez quedó atrapada en las mochilas politizadas de estos personajes. ¡Qué pensarán los estudiantes!
Atentamente,
Lic. Santiago Martínez