Señor director
Siempre noviembre
Resaltar y medir los daños que dejan las relaciones violentas y abusivas en la relación hombre / mujer es contribuir a que la conciencia colectiva (no de sicópatas y misántropos que son mentalidades estacionarias) reflexione sobre lo que es la calidad de la vida, pérdida de paz, y la contaminación ambiental que deja esta violencia.
En la violencia los perjuicios se dan en diferentes sentidos. En lo económico viene a expresarse en lo que se conoce como ausentismo laboral no solo de las víctimas por el estado físico y anímico en que proyecta, sino del victimario cuando se da a la huida, o es tomado preso. Hasta ahí parece un perjuicio económico personal o individual, mas si se cuantifican los gastos en que incurre el Estado, es decir del presupuesto nacional, e impuesto de los y las contribuyentes, el costo es para alarmarse, pues ha habido que responder con acciones como estas:
Edificación, alquiler, amueblamiento y sostenimiento de casas de acogida para mujeres violentadas, centros conductuales para hombres agresores, pagos de alguaciles y profesionales del derecho, pagos a policías, nuevos locales para atender y dar seguimiento a denuncias de violencia intrafamiliar y violencia de género, nueva empleomanía, vehículos, materiales y apoyos logísticos, entre otros gastos. Todo este dineral va sobre los hombros de la población, ella paga el costo de las actitudes irracionales y lobunas que se dan en las relaciones de poder hombre / mujer.
Es mejor, más sano, duradero y de más bajo costo trabajar para prevenir, desde temprano, la violencia de género e intrafamiliar. Esa prevención tiene que comenzar con el desmonte de la cultura e ideología que alimenta la visión de lo femenino como un sujeto inferior, subordinado y dependiente del varón.
Se impone un cambio de mentalidad a lo profundo, y que a este propósito sirvan todas las instituciones privadas y oficiales, no como eje transversal sino como asunto que haga de visible el compromiso. Así, en la población se va a ir gestando la conciencia de un solo discurso contra este flagelo.
Atentamente,
Melania Emeterio Rondón

