Nadar contra la corriente
La cultura de masas es directamente transmitida a través de mecanismos de dominación con los cuales moldean la familia, base de la sociedad: la educación, la religión y los medios de comunicación:
La educación nos forma desde niños, nos enseñan a ser ¨buenos ciudadanos¨ que implica ser totalmente pasivo ante la clase dominante.
La religión como parte de la cultura de masas es servil al sistema, aprendemos que el camino terrenal debe ser difícil, que nuestra gloria se encuentra en el cielo, que el pecado es colectivo pero la salvación individual, entonces no encontramos razón para luchar por mejores condiciones de vida.
Los medios de comunicación, joya preciada del sistema, moldean la opinión de todos y comunican lo que la superestructura decide. Con ellos nos entretienen y distraen de todos los engaños del orden mundial. Por ellos queremos parecernos a los estereotipos socialmente aceptados y nuestra liberación del vendaje se hace aún más difícil.
Todo aquel que tiene un primer contacto con la verdad utiliza toda su resistencia pero cuando logra liberarse y conoce la verdad, siente la frustración de haber sido engañado toda su vida.
Los que conocemos la verdad somos aquellos que luchamos contra los intentos del sistema, reclamamos el cumplimiento de las responsabilidades del estado y buscamos liberar a todas las personas posibles para alcanzar la revolución.
Esa revolución que buscamos no se trata de un proceso violento y armado aunque no se descarta ese método. Consiste en un cambio radical en nuestra forma de ver y pensar las cosas, es un proceso cotidiano de hacer pequeños cambios en nuestro entorno, avanzando en pasos cada vez más rápidos, agigantados y ascendentes.
Los que nos llamamos ser revolucionarios, somos perseguidos y asediados por el sistema, aislados y atacados por nuestras familias y considerados divergentes, rebeldes e inadaptados. Somos vistos por la sociedad como personas extrañas porque la gente es incapaz de ver más allá del vendaje.
Ser uno mismo en un mundo superficial de prototipos y estereotipos es hacer revolución cada día, conviviendo con las críticas y ataques de los que no pueden ver. Nadar contra la corriente es lo que nosotros hacemos, pero sin ahogarnos, teniendo la esperanza como salvavidas porque de nada serviría nuestra incansable lucha si no hubiese un objetivo que nos mueve.
Jennifer Germosén