Dos naciones, una isla
Señor director:
Somos dos naciones que vivimos en un solo espacio. Una isla en la que cada quien ocupa soberanamente su lugar y ejerce su dominio independiente uno del otro. No es posible separar a estos dos Estados de esta convivencia natural producto del discurrir histórico, pero tampoco es recomendable que uno de los dos trate, utilizando artilugios diplomáticos válidos, de imponer su égida a la otra parte.
Y que además lo hagan esperando que la contraparte no reaccione y pueda utilizar sus propios mecanismos de defensa, también totalmente válidos. Estas confrontaciones se dan en las relaciones, a veces ásperas, entre las dos naciones soberanas.
Además de los intereses que tienen como pueblos, se registran relaciones humanas primarias difíciles de manejar. Coexiste entre Haití y la República Dominicana una profunda relación de tipo comercial que involucra sectores de ambas sociedades en aras de sus propios provechos.
Por tanto, el Centro estratégico que proponemos sería de carácter estrictamente confidencial y estará adscrito a la Presidencia de la República de manera que no puedan ser influidos por intereses de ambas naciones.
Los resultados de los estudios e investigaciones científicas, económicas, sociológicas y culturales que emanen del mismo serán del estricto manejo del Presidente de la República y los Ministros de las Fuerzas Armadas y de Relaciones Exteriores y darán lugar a la creación de políticas de Estado. No deberán ser divulgados y solo servirán para análisis y elaboración de políticas sobre las relaciones con el vecino Estado, dentro de un marco estratégico que permita a nuestra nación adelantarse a los acontecimientos derivados de esta asociación de intereses.
En vista de la atracción que muestran organismos y países extranjeros sobre las relaciones dominico-haitianas, la República Dominicana tiene que estar científicamente informada de la realidad del vecino Estado como una manera de prevenir presiones y ataques inmerecidos a la Patria de Duarte, Sánchez y Mella.
En tal sentido, se requiere de urgencia el uso del súmmum de la inteligencia dominicana para destinarla a la preservación de la Patria y de la dominicanidad.
La situación que vive el mundo es altamente compleja y requiere del intelecto de los mejores hombres y mujeres para salvaguardar sus respectivos Estados, territorios, riquezas económicas, naturales y socio-culturales, en especial en nuestra República Dominicana.
Atentamente,
Emiliano Reyes Espejo