Dolor de bolsillos
Señor director:
Traducido a dolor de bolsillos, el inicio de cada año escolar constituye un dolor de cabeza para los padres y tutores en ocasión de inscribir y reinscribir sus vástagos en los centros educativos, principalmente en los centros privados. Los más afectados son los pobres y lo que queda de la clase media.
La educación pública aun no es gratuita en su totalidad, pues falta cubrir los útiles escolares, el uniforme, transporte y que se universalice el no cobro de inscripción, reinscripción y otras penalidades obligatorias que perjudican los bolsillos de los padres. Pero el gran dolor de bolsillos son los colegios privados, con poco o ningún control del Estado ni siquiera sobre lo que se enseña y se aprende en ellos cuan si fuesen dos sistemas educativos diferentes.
Cierto que en el sector privado hay muchos centros educativos, cuya calidad de enseñanza está por encima de lo mejor de los centros públicos con o sin tanda alargada.
En los pequeños y medianos colegios el dolor de bolsillos se presenta con la inscripción y reinscripción, pagando una especie de depósito, obligatorio y no reembolsable, que en la reinscripción no se justifica, porque solo hay que promover los estudiantes de un grado al siguiente. Otro dolor de bolsillos se da al comprar los libros, cuyos precios contienen valor agregado, impuestos `por las editoriales de estos insumos prioritarios para la enseñanza. Es un valor agregado hecho desde el origen de los libros, luego incentivando su aprobación en el Minerd y continúa con acuerdos entre editoras y autoridades de los colegios para que entre las ofertas de la competencia seleccionen los libros de tal o cual editora oferente.
Los consumidores finales pagan los efectos de los negocios que sobre utilería y uniforme hacen las editoras, otras empresas, el Minerd y dueños de colegios en clara imposición de sus beneficios.
Existe una ley del año 2000 que tímidamente regula algunos renglones de los colegios privados, y hubo un reciente proyecto de ley que cursó en el congreso, prohibiendo el cobro de reinscripción en los centros educativos pero fue abortado.
Parece que tocó intereses o hubo negociación con un sector de poder. En vez del gobierno regular, sin perjudicar a nadie, todo lo concerniente a la educación privada, repite el cliché de que los estudiantes pasen a la escuela pública, que está muy buena con la tanda extendida, el desayuno, y el almuerzo. Sin embargo, hay recursos pero no avanzamos nada, y el dolor de bolsillos, seguirá en aumento.
Atentamente,
Lic. Santiago Martínez