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César Castillo

César Castillo

Elvis Valoy

De personalidad lisérgica, juez implacable de su propia verdad, y de arrebatos momentáneos que sacaban de sus cabales a cualquier mortal, así era César Castillo en el deambular de la vida, periodista y economista ido a destiempo, encontrándose con la muerte en la ciudad de Miami.

Amigo de los amigos y con una característica poca común: revestido de una solidaridad acrisolada hacia los demás que superaba toda prueba, tomándose las ofensas a otras personas para si.

La primera vez que vi a César fue en 1996. Tenía un micrófono en la mano con pose de querer conquistar el mundo.
En varios episodios de la vida estuvimos juntos, siempre exhibiendo en primer plano su personalidad extrovertida y justiciera. Fue un trabajador incansable al extremo de que una mañana mientras caminaba por un centro comercial en Panamá lo alcancé a ver, y la sensación de alegría y de tristeza que sentí fue evidente, aumentando mi mirífica hacia él por su proeza de buscar en tierras lejanas la anhelada oportunidad que le habían negado en su propia patria.

Este finado periodista cabalgó por los vericuetos de la vida junto a su tándem, el también periodista Asencio, que como Don Quijote y Sancho se lanzaron a las más inverosímiles aventuras, nunca importando el grosor de las paredes con las que tuvieran que chocar.

César Castillo fue dirigente del Colegio Dominicano de Periodistas, al que se entregó en cuerpo y alma, recibiendo como tributo al final de su existencia, el menosprecio y el desdén de la actual directiva, que ni siquiera ha realizado las diligencias de lugar para traer su féretro al país, y que de seguro convertirán los sonidos de su silencio en gritos de tormento.

Espero fehacientemente que el óbito de César sirva para deponer las malsanas y perversas conductas que se anidan en las instituciones, en donde el sectarismo enfermizo, abyecto y ruin se aposenta, obnubilando a los seres humanos, y convirtiéndolos en hipogrifos perniciosos que mucho daño hace a las entidades en las que se esconden.