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Chea, dominicana presente

Chea, dominicana presente

Susi Pola

Chea era su apodo cariñoso, bautizada Andrea Medina cuando nació el 30 de noviembre de 1939 en una comunidad de Altamira llamada Almacén. Ella, acaba de trascender y, en su caso, tenemos el convencimiento, fue un viaje directo al cielo de la gente justa, la premiada.

Criada en una numerosa familia de 8 hijos e hijas, se unió muy joven al muchacho que amaba, procrearon seis hijas y dos hijos en el corto tiempo, así era entonces. Y su compañero Marcos Vargas, que era su nombre, vencido por la enfermedad que le tocó vivir, la dejó viuda a Chea cuando ella tenía apenas 24 años y ella, nunca volvió a emparejarse.

Sola, con 8 criaturas, y con apoyo de su familia para darle calor a esas niñas y a los niños, Chea, como dice una de sus once nietos y nietas, se volvió una artesana de la vida y decidió vivir de sus manos, llegando a conseguir con su trabajo, mucho ahínco y la fuerza que suelen tener las mujeres, la seguridad económica para ella y su prole.

Ejemplo de sacrificio

El perfil de Chea es el de una gran mayoría de mujeres en nuestro país en el que, la jefatura de hogar femeninista, absoluta y responsable, alcanza porcentajes de más de 40%, sabiendo que, no necesariamente esta condición puede ser considerada como determinante de la pobreza, al contrario. La vida de Chea es una muestra del valor y la ética de las madres solteras dominicanas, una gran mayoría, puestas a llevar solas la carga de una familia.

Chea priorizó el bienestar de sus hijas e hijos y trabajó sin descanso por ellos, y lo hizo con alegría y esperanza, sin hacer sentir que era una carga. Para eso, migró del campo a la ciudad y, comprometida con sus creencias religiosas, se insertó de manera activa, ofreciendo su casa y sus acciones de vida para la prosperidad del espacio comunitario.

Esta mujer emprendedora, sin lugar a duda, valiente, fuerte, ética, de grandes y verdaderos principios, acaba de terminar su ciclo de vida dejándonos los mejores ejemplos a todas y recordándonos que, en general, muchas dominicanas tienen su perfil generoso y digno.

Frente a tantas mujeres poderosas y ejemplares que sostienen este país sin salir en las páginas de sociales que resaltan maquilladas y dicotómicas historias, había que reconocer hoy a Andrea Medina, querida Chea, inolvidable “tercia” dominicana.

Sobre todo, por Manuela, su hija y Elizabeth, su nieta, que siguen sus huellas. Y claro, ¡por todas!