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Los que por la década de 1970 apostamos por la República Popular China, porque intelectualmente nos nutríamos de la literatura de izquierda revolucionaria y nos abrazamos a las cinco tesis filosóficas de Mao Tse-Tung, estamos asombrados por el giro económico-liberal de esa Nación y por el reenfoque de las ideas y plataforma de Gobierno del “Gran Timonel”, cuyos restos reposan como simbolismo turístico en la Plaza de Tiananmen.
Sobreviviente de tres arrestos y la guerra civil chino-japonesa, en 1934 Mao inició la guerra de guerrillas prolongada, con más de 100 mil soldados. Tras una travesía de 12 mil kilómetros y quedando tan sólo ocho mil combatientes, en 1949 proclamó la República Popular China, y ostentó la jefatura del Estado.
En 1976 fue puesto en capilla ardiente quien motorizó la única Gran Marcha en la historia de la humanidad, liberó a China, sepultó el feudalismo y su estancamiento de siglos. Mao ha influido en miles de millones de personas y forjó el Estado socialista y luego del Gran Salto hacia Adelante abrió la compuerta para el nuevo liderazgo de Deng Xiaoping.
En consonancia con los cambios globales, como presidente de China (1978-1989), Xiaoping apadrinó la modernización de la Nación: agricultura, industria, defensa nacional y ciencia/tecnología; sancionó una nueva Constitución y dio apertura hacia el exterior a la economía, en un socialismo con características propias de China.
Desde el 2013, el otro líder Xi Jinping se destacó como un gran reformador, con énfasis en el intercambio comercial y los vínculos diplomáticos internacionales. Entre los gobiernos de Xiaoping y Xi Jinping colocaron a la Nación asiática como la segunda potencia económica mundial, en una revolución que cambia el orden económico y la geopolítica universal.
En 2018, en China había 568 multimillonarios -más que en Estados Unidos: 535. ¡Oh!, la evolución detuvo esa velocidad: en el 2023 la patria de George Washington tenía 735 billonarios, y la de Mao 495, según Forbes, lo que revela que devino en un sofisma la eliminación de la propiedad privada y la justa distribución de las riquezas.
Ese hecho demuestra que el capitalismo es superior al socialismo. En China dominan las relaciones de producción financistas, disfrazadas de “colectivismo bolchevique”, y un absolutismo que no saca a millones de chinos de la pobreza.
¿Desde cuándo tenemos chinos en República Dominicana? ¿Cuál fue la repercusión de la revolución de Mao y las reformas de mercado de Xiaoping y Xi Jinping? ¿Cuántos siguen los lineamientos de Mao? ¿Cuál ha sido el intercambio bilateral en las esferas económicas, comerciales y de inversión? ¿Ha sido el presidente Luis Abinader equilibrado en sus relaciones con el gigantesco país del idioma mandarín y la competencia de éste con Estados Unidos?