Concluida la Guerra Fría (1947-2001), periodo matizado por intensas confrontaciones ideológicas y políticas entre los Estados Unidos y Rusia, el flamante y único imperio norteafricano entendió, y así lo crey,ó, que el mundo se aprestaba al disfrute de una paz duradera y un nuevo orden mundial.
Sin embargo, el atentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2001, 10 años después, cambia radicalmente esta visión, ya que hace su aparición en el escenario mundial un enemigo invisible llamado terrorismo y abre paso a lo que algunos teóricos de la geopolítica llaman la Nueva Guerra
Este fenómeno, al decir de analilistas de la política internacional y la propia sociedad norteamericana, pone al descubierto las deficiencias de sus temibles agencias de inteligencias como la CIA, FBI, el Pentágono y el Departamento de Estado, entre otras, que tan buenos resultados le dieron contra sus enemigos en aquellas décadas de la Guerra Fría.
Entre las cosas que decía esa población americana aterrorizada por aquellos nefastos acontecimientos terroristas que asolaron sobre los cielos de su patria estaba, según refiere James F. Hoge en su libro ¿Por qué Sucedió? El terrorismo y la nueva Guerra: ¡La CIA estaba dormida! ¡El sistema de información no funciona! ¡Hay que reorganizarlo de arriba a abajo! El mayor sistema de información del mundo, cuyo presupuesto llega hasta los 30,000 millones de dólares anuales, no pudo evitar que un grupo de fanáticos llevara a cabo unos atentados desvatadores. Un cambio drástico debe ser necesario.
Sin dudas, que este hecho del 11 de septiembre del 2001 obliga a la sociedad norteamericana a la transformación de los servicios de investigación y el espionaje mundial que hasta el período de Guerra y post Guerra Fría había sido desarrollado y ejecutado por el Departamento de Estado. La quietud y el saberse única potencia en el mundo llegaron a su fin, a partir de este acontecimiento, las estrategias de la época de la Guerra Fría tenían que cambiar, el método de dirigir desde cómodos módulos burocráticos asuntos de inteligencia y espionaje ya no era posible. La CIA tuvo que cambiar.
La CIA (1947- 2001)
Es la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, la cual es definida como la principal dependencia federal para la acumulación y valoración de datos obtenidos por todas las unidades de la comunidad nacional del servicio secreto.
La CIA es creada por la Ley de Seguridad Nacional de 1947 y actúa por medio de agentes de todo el mundo capitalista. Según el primer director, Allen Dulles, es un instrumento para la manipulación y la violencia para la intervención secreta en los asuntos de otros países.
Después de la Segunda Guerra Mundial la CIA juega un papel determinante en el expansionismo contemporáneo del imperialismo norteamericano en lo político, económico, ideológico, estratégico y militar, debido a la injerencia norteamericana en asuntos internos de otros países.
Harvy Ransom señala que este organismo trabaja como instrumento del imperialismo norteamericano en actividades subversivas y de combate a los movimientos socialistas revolucionarios, obreros y campesinos y estudiantiles que cuestionan la domininaciòn imperialista de los Estados Unidos a nivel mundial.
Hábitos de la CIA
Entre los hábitos más destacables de esta temible estructura imperial figuran, según lo explica el escritor mexicano James Cocrakft en su libro Los Estados Unidos y América Latina, historia y política país por país: La manipulación de los medios de comunicación masivos, soborno, sabotaje, tortura sistemática, atentados, reclutamientos de mercenarios, introducción de epidemias; violaciones de fronteras, de leyes internacionales, de tratados y convenciones.
También la divulgación y desinformación, manipulación de símbolos religiosos, desestabilización, invasiones militares, complots mortales contra líderes y dirigentes extranjeros (asesinatos políticos), cooperación con la mafia (crimen organizado).
Reflexión final
Vista y repasada las diferentes visiones y versiones de escritores y analistas de la geopolítica mundial y la política exterior de los Estados Unidos, hay que concluir que esos instrumentos de investigación y espionaje que interactuaron en el escenario mundial con tanta efectividad contra el comunismo, se fueron de bruces, ya que a todas luces no pudieron ser capaces de advertir o prevenir el surgimiento de la nueva guerra: el terrorismo.
Esta situación de inobservancia por parte de los organismos de seguridad e inteligencia de EEUU provocó, a nuestro modo de ver, una transformación y reorientación en la mística del trabajo de estas instancias en todo el mundo, y una terrible sensación colectiva de que la humanidad asistía al colapso de la civilización cristiana.
A partir de los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001, el modus operandis de esas agencias de inteligencia y espionajes y la vida de la sociedad norteamericana y del mundo cambiaron radicalmente.
Hizo levantar del letargo a una potencia que al parecer se durmió embriagada de saber que estaba sola dominando el escenario mundial.