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Cine y sociedad

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The Imitation Game’

A finales de los años 30 la maquinaria nazi parecía expandirse en Europa sin control. Fue entonces cuando el servicio de inteligencia británico decidió embarcarse en un costoso proyecto para tratar de descifrar los códigos de las comunicaciones del ejército alemán.

Es ahí donde entra en escena Alan Turing. Poseedor de una mente privilegiada, pero de un temperamento solitario, antisocial y por demás una persona de orientación homosexual, Turing tenía algo que ofrecer al mundo, pero también su lado oscuro puesto que la homosexualidad era ilegal en Inglaterra hasta 1967.

Tal vez por ello su personalidad era un manojo de contradicciones: un genio para el cálculo y las matemáticas, pero un torpe para las relaciones sociales: un ser arrogante y seguro de sí mismo, no obstante, era incapaz de sostener una conversación sin perder el aliento y ahogarse nerviosamente en sus propias palabras.

La historia es una adaptación de la obra “Alan Turing: The Enigma” de Andrew Hodges realizada por el guionista Graham Moore y llevada a imágenes con notable cuidado y sensibilidad por el director noruego Morten Tyldum.

Este es un film sobre la Segunda Guerra Mundial en el que no hay un solo disparo y las acciones en el campo de batalla son vistas a la distancia, como a través de un cristal. Y es que de hecho, la historia se centra en la complejidad de Turing como ser humano y en el alcance que tuvo su creación denominada, ‘The Enigma Machine’, una especie de prototipo de computadora cuya invención se estima que logró acortar el conflicto bélico en al menos dos años, permitiendo de esta manera salvar millones de vidas.

Por ello, la película que es contada sobre la base de tres subtramas complementarias, está orientada en última instancia a rendir tributo a un héroe olvidado, vilipendiado e injustamente condenado.

Estupenda caracterización de Turing que realiza Benedict Cumberbatch, dando al personaje la fragilidad y complejidad necesaria a un ser atrapado en un mundo que no le comprende, y en general muy buen trabajo del elenco completo, incluyendo al joven Alex Lawther como el Turing adolescente.

Esta historia sobre espías, códigos y secretos es triste, melodramática y un tanto excesiva en su duración, aunque con un notable nivel técnico y un apreciable sentido del humor.

Ana Florenzán

Periodista de El Nacional