Alicia en el País de las Maravillas
Tal vez los seguidores del director Tim Burton se sentirán complacidos con esta película no estoy muy seguro de ello, pero definitivamente muchos quedarán insatisfechos con esta adaptación libre de la clásica obra de Lewis Carrol, Alicia en el País de las Maravillas.
La historia tiene lugar unos cuantos años después de los eventos narrados en la historia original. Alicia tiene ahora 19 años, y en la fiesta en la que va a ser forzada a comprometerse en matrimonio con un miembro de la alta sociedad inglesa, decide escaparse siguiendo el rastro de un conejo blanco.
Es de esta forma que Alicia (Mia Wasikowska) desembarca en Wonderland, un mundo de ensueños en el que ella ya estuve antes, y donde las plantas y los animales hablan. Allí descubre que los habitantes de Wonderland han estado esperando por ella durante mucho tiempo y que necesitan con urgencia de su ayuda para poder derrotar a la aterradora Reina Roja (Helena Bonham Carter).
Estoy seguro que casi todo el mundo esperaba que esta nueva colaboración entre Burton y Johnny Depp (en el personaje del Sombrerero), se tradujera en una producción fílmica de mucho mayor alcance y contundencia. Sobre todo, tomando en cuenta la fuente literaria en la que la historia dice estar basada. Desafortunadamente, este no fue el caso.
Aunque la estética, y por supuesto, la fotografía innegablemente cautivan, en general el relato es completamente plano, predecible e insípido. El film deja la sensación de que se trata de una Disney movie, bajo el estilo tenebroso de Burton, naturalmente, y por eso su carencia de profundidad.
De muy poco sirve la técnica del 3-D a la que el director ha recurrido para hacer su película más viable, es decir, más cercana al video juego. El film se siente falso y desprovisto de todo arraigo emocional. Resulta muy agradable a la vista, pero carece de energía y vitalidad.
Y con excepción de Bonham Carter, las actuaciones aportan muy poco a este ligero espectáculo burtonesco. Alicia en el País de las Maravillas no es mediocre, pero sí decepcionante.