Catalejo

Codicia de los potentados

Codicia de los potentados

Anulfo Mateo Pérez

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En todas las épocas, la historia se repite  la codicia su religión. Su ambición no conoce límites, pues no se conforman con lo mucho que poseen.

La codicia de los potentados no es un fantasma abstracto: tiene nombres, apellidos, partidos y grupos empresariales que desde hace décadas se reparten el país como si fuese una finca privada.

Políticos, empresarios y burócratas de alto rango han hecho de la corrupción, el clientelismo y el saqueo una forma de vida. Ya no es un murmullo ideológico, son hechos, son nombres, apellidos y tragedias.

Los potentados tienen el control político y económico: manipulan leyes, instituciones y medios de comunicación, y la acumulación de capitales está siempre disfrazadas de “modernización” y “progreso”.

La codicia de los potentados no se mide en simples fortunas. Se expresa en el control de las instituciones, en la manipulación de la opinión pública, en la capacidad de torcer leyes y acomodar gobiernos a su antojo.

No se trata únicamente de empresarios voraces o políticos corruptos, sino de una clase que se ha convencido de que el mundo existe para sostener sus privilegios. Lo grave de esa codicia es su disfraz.

Esa clase opulenta se cubre con discursos de progreso, desarrollo y modernidad, cuando en realidad alimenta desigualdad, exclusión y pobreza. La respuesta de los empobrecidos debe ser la organización y la lucha.

La concentración de privilegios suele ir acompañada de desprecio o indiferencia hacia las condiciones de vida de las mayorías. ¿Hasta cuándo el pueblo dominicano tolerará que los potentados vivan de su sangre y su dolor?