Opinión Carta de los Lectores

Código de la vergüenza

Código de la vergüenza

En julio de 2025, el Senado dominicano dio un paso más en su cruzada contra la justicia social: aprobó en primera lectura un nuevo Código Penal que legaliza la impunidad, refuerza el autoritarismo y criminaliza la pobreza. Este no es un simple retroceso legislativo, es un golpe de Estado legal contra las mujeres, los pobres y las mayorías excluidas. Un blindaje jurídico para los corruptos y poderosos, aprobado a espaldas de un pueblo que sigue siendo ignorado por quienes legislan para sus intereses de clase.

La impunidad como ley
Este Código no castiga a quienes tienen el poder: los protege. Artículos como el 14, 303 y 328 eximen al Estado, a funcionarios públicos, a las iglesias y a los militares de responsabilidad penal, otorgándoles privilegios legales inaceptables. Se crean tribunales especiales militares para encubrir a los altos mandos y se amplían los plazos de prescripción del delito de corrupción a 20 años, todo mientras se ignora por completo la propuesta de tipificar el ecocidio como crimen penal —una iniciativa presentada por la diputada Llaniris Espinal y respaldada por sectores socioambientales.

En otras palabras: el Código Penal fortalece el pacto de impunidad, institucionaliza los privilegios de las élites y perpetúa la cultura del “borrón y cuenta nueva” para los criminales de cuello blanco.

La criminalización de las mujeres y las niñas. Mientras los corruptos obtienen más protección, las mujeres pobres obtienen más condenas. La penalización absoluta del aborto —sin siquiera contemplar las tres causales de salud, violación o inviabilidad fetal— es una política de muerte. Ana Piquer, de Amnistía Internacional, lo denunció con claridad: “se perpetúa un ciclo de violencia y discriminación que condena a innumerables mujeres… mucho más a quienes viven en pobreza”.

Esto no es solo una omisión legal: es una forma cruel y sistémica de violencia institucionalizada. Casos como el de Luz, una adolescente con discapacidad violada y obligada a parir, son las consecuencias concretas de esta legislación misógina y brutal. Se legisla desde el desprecio hacia la vida de las más vulnerables. Cárcel para los pobres: castigar el hambre. Este Código también endurece las penas para delitos menores, la mayoría cometidos por necesidad.

El robo de un celular o un pedazo de pan recibe más castigo que un fraude multimillonario. No se contemplan políticas de reinserción, ni programas de desarrollo social.

Por: Felipe Lora Longo

El Nacional

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