Opinión Carta de los Lectores

Comestibles por las nubes

Comestibles por las nubes

Cartas

Hay que tomar medidas salvadoras de la canasta alimenticia popular. Navegando entre el agiotismo y la especulación hay sectores que no les interesa respetar los precios. Prefieren ganancias momentáneas, sin tomar en cuenta los problemas que se ocasionan a la población.

El mercado juega al valor del peso, a que los precios los fije la oferta y la demanda, pero una acción de este tipo no se compadece con las necesidades nacionales. Hay que pensar en todos los consumidores, los de alto nivel de ingresos y los chiriperos.

Los precios de los comestibles se pueden controlar. Tiene que haber una agresiva campaña desde el gobierno para erradicar la especulación. En un mercado de libre competencia eso es difícil, lo reconocemos, pero hay que aplicar acciones extremas.

De ningún modo se debe tratar de perjudicar al sector comercial, sino que sus productos tengan precios asequibles. Ello es posible. Por lo pronto se debe dar un encuentro entre los comerciantes y empresarios y el gobierno, para hacer frente a esta crisis.

En base a un consenso respetuoso, se puede llegar a la fijación de precios para los productos agropecuarios, y tornarlos de mayor alcance para los pobres. Es una tarea difícil, pero es un camino que se debe comenzar a transitar.

En ocasiones hemos propuesto un plan de emergencia. La creación de una canasta popular inmediata. Allí se ofrecerían productos de primera necesidad, pero que no reúnen la calidad para ser de primer orden, selectos o clase A.

Hay variedades de arroz, de habichuelas, y otros renglones, que no son gourmet, por lo que sus precios podrían ser rebajados en el acto. El que pueda pagar por artículos selectos y de alta calidad, que se de ese lujo.

El presidente Luis Abinader ha dado demostraciones de que está interesado en que la comida llegue hasta la clase media y los más pobres. Una muestra son las facilidades e incentivos que se entregan a los agroindustriales, y los programas sociales.

Pero no todo el mundo se beneficia de los programas sociales. La tambaleante clase media está fuera de la línea de protección y no todos los pobres pueden alcanzar la tarjeta. Pero sean bienvenidos los programas sociales, si ellos permitirán hacer frente a los altos precios de los comestibles.

La inconformidad social comienza por el plato de comida. De ahí que tanto los comerciantes como el gobierno deben plantear paliativos al alto costo de la vida. Para poder avanzar hacia el desarrollo hay que tener fuerzas.

Por: Manuel Hernández Villeta

El Nacional

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