Hoy despega vuelo, desde una pista holgada, el atezado avión-calendario anual que ha despertado peculiar atención y expectativa por el advenimiento de dos procesos electorales -municipal y presidencial-, y la curva biológica regresiva seguirá encalambrando los músculos, dando más corrientazos y los huesos midiendo mejor el estado del tiempo.
El Año Nuevo convida al sacrificio para alargar la vida.
Vaticinios sobre acontecimientos políticos, económicos y sociales se adelantan para este 2024, que luce alumbrará hallazgos y realizaciones ventajosos y fantásticos. Tenemos que apretarnos el cinturón, mirando por la rendija de la salud y la variedad de planes y actividades.
Sin que sea una broma, entre la juventud, la adultez y la vejez que se avecinan en la cruzada de las épocas, la chimenea energética empequeñece como el funcionario licencioso y torcido, y para no bajar a destiempo tierra/abajo, como una estrella apagada o ingresar a un centro geriátrico por envejecimiento prematuro, favorece el relajamiento para ahuyentar o jugar con la hipertensión, el colesterol, los triglicéridos, la diabetes, el alzheimer, el parkinson y el cáncer.
En este 2024, el que quiera rondar hacia la longevidad tiene que llevarse menos cucharas a la boca, mover más el esqueleto, no chupar nicotinas, engullirse las pastillas como indican los galenos y dominar las emociones para respirar sin agonía y tranquilo.
Anhelemos porque el presidente Luis Abinader sea iluminado para que mantenga el equilibrio y la inteligencia; que renueve su gabinete, pavimente calles, aceras y contenes, refuerce los programas sociales e incremente los subsidios para mitigar la inflación.
Aboguemos porque otras autoridades abandonen la inercia y los temores para poner freno a los motoristas y que estos no sigan partiéndose costillas y piernas, y porque se les aplaque el cerebro a los que delinquen, desde un escritorio hasta el callejón del barrio.
El 2024 llega con avances y luz entre tinieblas. Más allá de los déficits fiscales y otros escollos, una buena nueva la representan los acuerdos entre las potencias para reducir los gases de efecto invernadero y prevenir el calentamiento global, el descubrimiento de nuevos planetas, algunos de ellos están a 600 años-luz de la tierra, y la fabricación de medicamentos.
En el plano nacional se registran miles de nuevas marcas de productos y se informa que en el 2024 serán creados más empleos y que -de continuar por el actual ritmo- habrá un buen dinamismo de las inversiones locales y foráneas, y se mantendrá la tan imprescindible consistencia macroeconómica.
Estos y otros reportes positivos sobre el universo y los conocimientos humanos son un avance para la humanidad y avizoran que no todo será calamidades. Más que pensar en colmenas perdidas y abejas sin comida, tenemos que ser optimistas y encender una bombilla en la tenebrosidad.