El Consejo de Ministros aprobó ayer un proyecto de Presupuesto General del Estado para el 2015 sin mayores novedades que un incremento de diez mil millones de pesos a la partida consignada al Ministerio de Educación, en cumplimiento de la ley del 4%. Apenas un 2.9% es el incremento sugerido en el monto del Presupuesto en relación con el que se ejecuta este año, equivalente a RD$17,798 millones, para alcanzar RD$630,934 millones, lo que indica que las finanzas públicas experimentarán poca movilidad.
El ministro de Hacienda, Simón Lizardo, ha dicho una gran verdad sobre las razones de ese virtual congelamiento, al señalar que las necesidades financieras presupuestarias requieren de ingresos equivalentes al 24 por ciento del PIB, pero los ingresos programados apenas representan un 14%.
Ese proyecto de Presupuesto tiene un desfase negativo de un 10% del PIB, entre ingreso y egreso, pero el financiamiento apenas alcanza para cubrir un déficit del 2.4% del PIB, por lo que el Gobierno parece cubrirse hasta donde alcance la sabana.
Aun con una presión fiscal de un magro 14% del PIB, se plantea reducir el déficit fiscal de 2.8% a 2.5%, lo que se pretende lograr por el lado del gasto y no del ingreso, lo que quiere decir por vía de la postergación de reclamos sociales y no por una reforma tributaria integral.
Alivia saber que además del cumplimiento del 4% a la Educación, se aumentan las partidas a Salud; Gabinete Social y que también se consigna un incremento en los salarios de los servidores públicos, pero se deplora la reducción en la asignación a Educación Superior y el virtual congelamiento en la de Agricultura.
Como ha sido por siempre, en la elaboración del Presupuesto General del Estado, el Gobierno ha estado compelido a escoger entre reducir gasto e inversión o incrementar el déficit fiscal. La buena noticia es que se escogió el camino de “racionalizar el gasto”, porque no hay forma de multiplicar panes y peces, a menos que ocurra un primer milagro que permita aumentar el ingreso público.