Por los efectos de la crisis sanitaria, República Dominicana y Haití asumieron un gran compromiso con el pacto para reabrir la frontera al comercio de mercancías.

Como las operaciones se desarrollarán de este lado de la isla sobre las autoridades nacionales recae la mayor responsabilidad de velar para que en la compra y venta de mercancías se respete el protocolo contra el coronavirus.

Es más que sabido que los mercados, por las aglomeraciones, son fuentes de contagio.

Estimula que tras múltiples inconvenientes las autoridades de ambos países pudieran ponerse de acuerdo para reanudar las operaciones del mercado binacional de Dajabón. Para la economía de los dos países, pero sobre todo para la zona fronteriza, se trata de un importante impulso. Sin embargo, es obligatorio extremar la vigilancia para evitar violaciones. Al canciller Roberto Álvarez hay que reconocerle su empeño tanto en las negociaciones como en la protección de la zona fronteriza.

A propósito de supuestos intereses de Haití para renegociar los límites de la zona, Álvarez advirtió en medio de las conversaciones para reiniciar el intercambio comercial que la franja es inegociable.

Los pasos que se han avanzado son de mucha significación, pero reconociendo las autoridades que tienen la obligación de tomar todas las previsiones para evitar la propagación del coronavirus. Por unos pesitos, por más importantes que sean, el país no se puede permitir un retroceso en la batalla contra la epidemia.