Editorial

Con cuidado

Con cuidado

Una delegación del Club de Madrid, integrada por ex presidentes y jefes de Estado, ha venido a la Isla Hispaniola con el doble propósito de promover un diálogo entre Haití y República Dominicana y para que el Gobierno haitiano cumpla con el calendario de elecciones presidenciales y congresuales.

Los comisionados, encabezados por el ex primer ministro de los Países Bajos Willem (Wim) Kok, sostuvieron un encuentro con el presidente Danilo Medina, a quien subrayaron la importancia de reanudar un diálogo político franco al más alto nivel.

Hoy mismo, la delegación viaja a Puerto Príncipe para plantearle al presidente Michel Martelly la viabilidad de esa iniciativa dialogante, además de subrayarle la importancia de que los comicios haitianos se celebren en las fechas programadas.
El canciller Andrés Navarro ha cifrado esperanza en que esta gestión del influyente Club de Madrid brinde frutos positivos, mientras que el Consejo Nacional de la Empresa Privada también aboga por un diálogo con Haití, aunque en torno al bloqueo terrestre impuesto a 23 productos dominicanos.

Es lógico que el Gobierno dominicano ofrezca su anuencia a las diligencias que realiza el ex primer ministro Kok, aunque no exista ninguna certeza sobre la voluntad política de Haití de impulsar un diálogo honesto, sincero y productivo con sus vecinos.

Preocupa la posibilidad de que el gobierno de presidente Martelly se considere enseñoreado porque su más reciente provocación ha causado preocupación en el sector productivo dominicano que nunca creyó que las autoridades de ese país llegaran tan lejos.
República Dominicana, que ha sido sometida a la más cruenta campaña de descrédito internacional que ha tenido como base el infundio promovido por Puerto Príncipe, no debería ahora ofrecer muestra de debilidad ante un gobierno cuya relación con Santo Domingo ha sido manejada de manera irresponsable, temeraria y provocadora.

Las puertas del diálogo con Haití deben estar abiertas de par en par, pero es claro que el Gobierno dominicano no debe aceptar atropellos ni imposiciones que vulneren su fuero soberano. Hasta ahí no es posible llegar.

El Nacional

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