Editorial

Conferencia de obispos

Conferencia de obispos

La XXXV Conferencia Ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), efectuada en Santo Domingo, ha servido para que la Iglesia Católica revise su rol ante los nuevos retos para afrontar la creciente desigualdad social y exclusión económica que atribula al continente.

El cardenal colombiano Rubén Salazar Gómez, nuevo presidente del Celam, ha resumido los resultados de tres días de sesiones del cónclave durante los cuales los obispos del continente debatieron temas relativos a la pobreza, inequidad, emigración, educación y corrupción.

Esa conferencia puso el índice sobre una dilatada herida de injusticia que abate a Latinoamérica, por lo que la Iglesia, aunque no está llamada a alcanzar protagonismo político, su deber y obligación debe ser el de acompañar a los pobres en su lucha por la reivindicación social.

Tal y como señaló el nuevo presidente del Celam el cardenal Salazar Gómez, América Latina es un continente con graves problemas sociales, que está en construcción permanente de su democracia y sus instituciones, que con el paso del tiempo se debilitan en vez de fortalecerse.

Cobijada en el discurso revolucionario e innovador del papa Francisco, la Iglesia está llamada a acompañar a los pueblos de la región en su incesante lucha por alcanzar el anhelado estadio de democracia plena y de cabal participación en una justa redistribución del ingreso y de la renta nacional.

Se resalta que el Celam apuesta por promover al cristianismo como ente comprometido en la lucha contra la corrupción, en la promoción de la democracia y el bien común, por lo que además de ser mensajero del evangelio debe tener incidencia en la vida social.

La Iglesia ha expresado preocupación por la alta incidencia de embarazos en adolescentes, y los casos de pedofilia atribuidos a obispos y sacerdotes, flagelos que afectan al medio social dominicano, por lo que la feligresía nacional participa también de esa atribulación.

Santo Domingo, capital de las primacías de América, ha tenido el privilegio de constituirse en sede de la conferencia del Celam, que ha auscultado el drama actual de un continente abusado, cuya inmensa población está hoy a merced de lo que el fenecido Juan Pablo II definió como capitalismo salvaje.

El Nacional

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