Todavía no ha comenzado el diálogo bilateral acerca del río Masacre cuando Haití emite una nota inquietante sobre su decisión de construir de manera unilateral un canal para aprovechar el agua de esa fuente.
El embajador de la vecina República, Smith Augustin, declaró que su país no solo tiene derecho a la canalización que ejecuta, sino que según él la obra tampoco viola el tratado de 1929 sobre la corriente acuífera y que dice permite a ambas naciones aprovechar el agua.
El diplomático deja la impresión de que su país tiene una decisión tomada, que torna protocolar el diálogo que celebrarán los cancilleres de los dos países. Las declaraciones de Augustin son inoportunas y, como cabe suponer, generan malestar por lo menos en esta parte, donde prima la inquietud sobre la decisión de Haití.
Si los cancilleres de ambas naciones abordarán el caso en una reunión mejor es guardar silencio para no minar el proceso con intervenciones innecesarias.
Pero a pesar de las afirmaciones de Haití, el ministro dominicano de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, destacó que el diálogo con las autoridades de la vecina nación será fructífero para los residentes en esta parte de la isla. No hay otra vía que no sea la diplomática para abordar el conflicto.
Ese proceso no se debe dinamitar con posiciones a priori. Los dominicanos, que han sido los protectores del Masacre, no comparten que los haitianos canalicen las aguas sin siquiera participárselo a las autoridades de aquí.