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Crisis del agua

Crisis  del agua

MƒXICO, D.F., 02ABRIL2010.- Los habitantes de Lomas de San Juan de Ixhuatepec la baja en el suministro de agua del sistema Cutzamala en esta temporada es mas dificil para ellos debido a que en esta colonia de la delegaci—n Gustavo A. Madero no tienen agua potable en las tuber’as y en estas fechas el suministro de pipas es mas escaso, los piperos llenan 4 tambos o menos por familia a la semana. Hace unos meses el delegado de esta demarcaci—n inauguro el suministro por la red de agua potable pero ningœn vecino de esta zona cuenta con este servicio. FOTO: RODOLFO ANGULO/CUARTOSCURO.COM

Los habitantes de una parte importante de Invivienda, en Santo Domingo Este, se pasaban fácilmente hasta seis semanas sin recibir (domingos y miércoles) agua potable suficiente para llenar sus tinacos.

Vecinos de la manzana 4686, se quejaron ante la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD), que enviaron un técnico para que determinara la causa del problema, ya que en otros sectores de esa amplia barriada la llegada del líquido en los horarios establecidos se producía con regularidad.

El especialista, tras la inspección, dijo a los vecinos que el problema era que no había presión suficiente en los sistemas de bombeo debido a que el suministro se hacía en forma simultánea a otras zonas de un amplio consumo, como es el caso de Los Mina.

La solución propuesta fue modificar los horarios, de manera que el bombeo de agua a la zona de Invivienda se hiciera en un horario diferente a la zona de Los Mina.

Desde ese momento, esa zona de Invivienda, en los horarios establecidos, ha estado recibiendo el agua con suficiente presión, como para que todos los vecinos puedan abastecerse adecuadamente.

De lo anterior se extrae que la CAASD no está en capacidad de suministrar agua de manera permanente a los habitantes del Gran Santo Domingo, a los que tiene que abastecer no dos veces a la semana, sino todos los días.

El caso de Invivienda ocurre por igual en cualquier sector del Distrito Nacional o Santo Domingo.
Pero si la situación del suministro de agua es crítica, mayor aún y más peligroso es el destino de esas aguas ya utilizadas en las viviendas o el sector industrial.

Las aguas residuales “son cualquier tipo de agua cuya calidad se vio afectada negativamente por influencia antropogénica. Las aguas residuales incluyen las empleadas en tareas domésticas y urbanas, y los residuos líquidos industriales o mineros eliminados, o las que se mezclaron con las anteriores (pluviales o naturales). Su importancia es tal que requiere sistemas de canalización, tratamiento y desalojo.

Su tratamiento nulo o indebido genera graves problemas de contaminación”, de a cuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en un documento relacionado con el tema.

Situación del agua

La situación antes descrita es como consecuencia del crecimiento del Gran Santo Domingo que ha desbordado la capacidad de la CAASD para el adecuado suministro de agua.

La entidad, en su Plan Estratégico 2010-2015 así lo reconoce al indicar que “el crecimiento vertical y horizontal de Santo Domingo unido a un incremento desmedido de la población producto de la migración de la zona rural a la urbana y la existencia de instalaciones obsoletas por el tiempo de servicio, han desbordado la capacidad instalada de nuestros sistemas de abastecimiento de agua potable y saneamiento y disminuido la capacidad de respuesta ante la demanda de la población, ocasionando dificultades en el abastecimiento”.

En el documento se dice que el área de jurisdicción de la CAASD es de mil 477 kilómetros cuadrados, con una población de tres millones de habitantes (al momento de elaborarse ese proyecto) y una población con servicio de agua potable dentro de la vivienda de 2.36 millones de habitantes.

En el mismo documento se dice que los principales problemas son el alto número de fugas visibles e invisibles sin reparar, descarga de aguas residuales municipales sin tratamiento al subsuelo y la costa marina que producen contaminación.

También se cita la dificultad en el abastecimiento de agua potable en múltiples sectores de la población por la falta de empalmes, líneas obsoletas que necesitan ser sustituidas, válvulas inservibles producto de la operación continua, sectores periurbanos que no tienen redes de distribución y obstrucciones.

También que el 81% de la población no dispone de redes de alcantarillado sanitario y en las que existe se encuentra en estado deplorable producto de los años en servicio, de la falta de educación ciudadana y caudal superior al de diseño, junto al deterioro progresivo de las infraestructuras físicas de las áreas de abastecimiento (tanques, obras de toma, campo de pozos, sistemas eléctricos) y edificaciones de las gerencias operacionales.

Saneamiento Agua

La Academia de Ciencias de República Dominicana hizo un estudio, “Aguas potables y saneamiento en República Dominicana”, en el cual se establece que “en la ciudad de Santo Domingo se puede ver que cada vez que se construye una torre, un multifamiliar, una vivienda sencilla, una urbanización o una industria, nadie se preocupa por la construcción de un alcantarillado sanitario que recoja las aguas servidas y las lleve hacia una planta de tratamiento”.

Contrario a ello, simplemente se construyen dos pozos, uno vecino del otro y utiliza el primero para descargar las aguas cargadas de heces fecales de los sanitarios a las aguas subterráneas y el segundo para extraer de las mismas aguas subterráneas acabadas de contaminar para uso doméstico.

Es así, de acuerdo al documento, como no sólo en los barrios populares, sino en sectores tan ricos como Naco, Piantini, Evaristo Morales, La Julia, Bella Vista, Serrallés y Los Cacicazgos, por citar algunos ejemplos “no disponen de alcantarillado sanitario”. Sus aguas residuales son descargadas al subsuelo, por lo que los habitantes de esos sectores, al igual que los cangrejos y habitantes de las favelas, forman parte del famoso círculo vicioso del que habla una leyenda urbana.

En su Plan Estratégico, la CAASD dice que cuenta con 29 plantas para el Tratamiento de las aguas residuales municipales que se generan en su área de influencia. Con una capacidad de diseño de 64 mil 960 (metros cúbicos al día) M3/día, para cubrir una población de 408 mil 500 habitantes.

Pero ocurre que de las 29 plantas de tratamiento a cargo de la CAASD, sólo nueve se encuentran en servicio y esto obliga a que el 96.2% de las aguas residuales sean descargadas sin tratamiento al subsuelo y al mar, de acuerdo con la investigadora Fanny Vargas.

El total de aguas residuales que se genera en el Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo es de un millón 169 mil 152.02 metros cúbicos por día (m3/día) que representa el 80% del agua producida, siendo la capacidad instalada de la CAASD de 64 mil 960 m3/día, que representa una sobrecarga del 6%, de las cuales solo el 2% (equivalentes a 21,960 m3/día) de las aguas residuales son tratadas debido al deterioro de las plantas.

Gran Inversión

Enfrentar y resolver de manera adecuada el problema del suministro de agua a la población y el posterior tratamiento de las aguas residuales requiere de una cuantiosa inversión.

En el estudio, “Qué pasa con el agua”, elaborado por Fanny Vargas, coordinadora del Observatorio Político Dominicano, de Funglode, se cita un estudio realizado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, en el que se plantea que “para remediar la penosa situación del sistema de agua potable y saneamiento se requiere de cuantiosas inversiones”.

“El MEPYD (2012) reporta que, de acuerdo con una estimación del año 2002, se requieren dos mil 798 millones de dólares (aproximadamente 102 mil 540 millones de pesos a la tasa actual) para expandir la capacidad de oferta del servicio de agua potable y alcantarillado de manera que se pueda cubrir la demanda futura”, dice el documento.

Una inversión de esta magnitud sería necesaria sólo para cubrir la demanda de agua para uso doméstico.

Tratándose de una estimación realizada hace 13 años, habría que hacer una actualización de todas las cifras, tomando en consideración no sólo el crecimiento de la población demandante, sino también el nivel de deterioro que deben haber sufrido las infraestructuras existentes.

Pacto por el agua

La Estrategia Nacional de Desarrollo, convertida en ley, ordenó la firma de pactos por la Educación, Eléctrico y Fiscal, de los que sólo se ha llegado al primero.

Diversos sectores han externado que son muchos otros los problemas que aquejan al país, que deberán llevar a la firma de otros pactos.

Ahora, los cambios climáticos, que han empeorado la situación del agua como consecuencia de las prolongadas sequías, que ya el pasado año llevaron a una pronunciada caída de la producción agropecuaria, obliga a rediscutir esa estrategia.

El País/ Omar Benítez habla en el encuentro Económico del Periódico Hoy, .Hoy/José Francisco.22-4-2010

Al respecto, Osmar Benítez, vicepresidente ejecutivo de la Junta Agroempresarial Dominicana ha planteado recientemente que República Dominicana debe abocarse a la firma de un pacto por el agua, que garantice que el Estado hará en los próximos 20 años, las inversiones necesarias para la construcción de presas, represas, lagunas y reservorios que permitan el almacenamiento de agua.
Dijo que esta debe ser una de las respuestas a los ciclos de sequía que los cambios climáticos vienen provocando en el país.

Citó el caso de Cuba, “que tiene menos ríos que República Dominicana y tiene 114 presas, mientras que aquí sólo tenemos 34”.

Opinó que en el país no se está haciendo un uso racional del agua, citando el caso particular del Valle de Constanza, donde cada año se invierten unos mil 400 millones de pesos en la compra de combustibles para irrigación, cuando, a su juicio, con la construcción de un reservorio de agua, 200 metros más arriba del valle, se puede abastecer por gravedad, sin necesidad de la utilización de la energía eléctrica, lo cual sería muy favorable al medio ambiente.

En números

29 plantas
de tratamiento tiene la CAASD en el Gran Santo Domingo para el tratamiento de las aguas residuales de las que sólo nueve están en funcionamiento.