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Crónica del presente

Crónica del presente

Euclides Gutiérres Félix

¡Sánchez!
 (Y IV)

El proceso más dramático de la vida de Francisco del Rosario Sánchez se desarrolló después que Pedro Santana anexó el país a España. Las palabras de Sánchez dirigidas a Geffrard, revelan el profundo pensamiento del Fundador de la República. Aunque Geffrard vaciló y bajo presión española ordenó a Sánchez y otros dominicanos que salieran de territorio haitiano, pero después, frente a la evidencia de los hechos, autorizó su regreso y le prometió ayuda a Sánchez. El 20 de enero 1861, este publica su Manifiesto en el cual afirma, frente a sus enemigos: “yo soy la bandera nacional”. Pocos días después, el 22, se integra en Curazao bajo su dirección, la Junta Revolucionaria Organizadora de la revolución de la regeneración dominicana.

Proclamada unilateralmente por Pedro Santana, la anexión a España el 18 de marzo 1861, toman los acontecimientos un rumbo diferente; el 2 de mayo se produce en Moca, el levantamiento de José Contreras, y el 1 de junio, inicia Sánchez su invasión en territorio dominicano.

Traicionado y emboscado, fue hecho prisionero y juzgado por órdenes de Santana. Un tribunal sin autoridad legal o militar, lo condenó a muerte junto a otros compañeros. En el juicio asumió la responsabilidad de todos los hechos y pidió clemencia para sus subalternos, reiterando el ejemplo de valor, dignidad y sacrificio. Sentado en una silla de ruedas por haber sido herido cuando fue apresado, murió fusilado el 4 de julio 1861, en el cementerio de San Juan de la Maguana. Con su conducta la figura de Sánchez iluminó la vida de los dominicanos con un esplendor de valor eterno para su existencia.

Fundador y prócer dos veces de la República, con la entrega de su vida en el martirologio de San Juan, entró en la inmortalidad como ejemplo inigualable de nuestra historia. Duarte, Sánchez y Mella y todos lo que combatieron y murieron en defensa de la Patria, como guardianes firmes e insobornables, estamos hoy todavía en el inicios del siglo XXI, profundamente comprometidos para no aceptar las maniobras traicioneras, fraudulentas e inaceptables de los Estados Unidos de América, Canadá, Francia y otros países europeos y sus voceros dominicanos, asalariados que le sirven y actúan como propagandistas de la unidad de la isla de Santo Domingo, como un Estado integrado por los dominicanos y los haitianos, ¨dos pueblos con caracteres diferentes en todos los órdenes, que somos distintos y que estamos obligados a mantener Estados separados¨.

Ahora esos voceros financiados están tratando de hacer creer que el pueblo dominicano es un pueblo que debe ser llamado “afro dominicano”. Una mentira infame y provocadora, porque la nación dominicana, ni siquiera en su totalidad, tiene el color mulato; nacimos y hemos vivido aquí, mujeres y hombres, blancos, mulatos y negros, que hablamos el español solamente; nuestras costumbres, en la casi totalidad de los habitantes de la parte este de la isla de Santo Domingo, son propias de los españoles, que fueron conquistadores de la isla.

Nuestra música vernácula y otros géneros que aparecieron después están influenciadas e influenciados por instrumentos de música como la guitarra, el acordeón marinero alemán, la marimba o marimbula dominicana, que es un instrumento folclórico del país, que se distingue en todos los escenarios del mundo como indica ese lema eterno y legendario Dios, Patria y Libertad.