La sabiduría popular se manifiesta mediante sentencias que conocemos como ‘refranes’. Es común encontrar en los diálogos de la cotidianidad refranes que sirven para sustentar o darle ‘fuerza probatoria’ o ‘fuerza de verdadero’ a cualquier argumento, ya sea en una discusión o como colofón de un consejo.
Cuando vemos que alguien despilfarra algo sin pavor ni pudor, inmediatamente nos surge el refrán: ‘Lo que nada nos cuesta, hagámoslo fiesta’. Contextualizando en esa oración un amplio repertorio de significantes, que entre otras, quiere decir que a uno no le importa lo que nos regalan o nos encontramos tirado por ahí.
El mismo criterio se aplica con las instituciones a las que uno ingresa, a veces, inconscientemente, no nos importan tanto como le importa a los fundadores o a los que han luchado para sacar a flote una empresa, un club, una secta religiosa o un partido político.
A veces sin ser ese el propósito, cooperamos para hacer fiesta lo que nada nos cuesta, porque nos dejamos arrastrar por las mareas de la emoción y llegamos hasta hacer causa común con los enemigos.
Otras veces no nos importa, porque no hemos sudado una sola gota para hacer realidad lo que hacemos fiesta.
En esa situación, cuando le sacamos los beneficios buscados, por ejemplo, a una institución política, solemos colocarnos en el lado de los intereses contrarios y le damos riendas sueltas al verdadero interés que llevamos por dentro y aireamos rencores anidados a contra-gusto en el charco de nuestras peores pasiones.
En el caso de los partidos, los que realmente valoran lo que cuesta posicionarlos y llevarlos al poder, regularmente barren para debajo de la alfombra, lavan la ropa en casa, discuten las diferencias en los organismos correspondientes y no declaman las contradicciones (no-antagónicas) en el coro de los enemigos como poeta invitado.
Por: Ángel Artiles Díaz
Jompeame
Nosotros apoyamos incondicionalmente las actividades filantrópicas y humanitarias desempeñadas por Jompéame. Entendemos que es necesario que el presidente Abinader y el Ministerio Público busquen una solución amistosa a esta acción indignante de detener el trabajo ejemplar de ayudar a los más desamparados del país.
Este gobierno que ha demostrado su incapacidad de cumplir “el cambio” en su gestión gubernamental, tiene que desistir de destruir la esperanza de aquellos pobres que se beneficiarán de los aportes de esta organización.
Por: Elvin Dominici