Opinión Articulistas

¡Cuidado!

¡Cuidado!

Rafael Santos

Llama a preocupación la sentencia TC/0788/24, evacuada por el Tribunal Constitucional, la cual según lo que entendemos tiende a la cualquierización de las aspiraciones electorales y le da categoría de «líderes » a quienes ni por asomo merecen llevar tal apelativo.

Debemos precisar que hasta que no aparezcan otros elementos constitucionales, son precisamente los partidos políticos (con sus altas y su bajas) los principales garantes de nuestro sistema democrático, en donde para bien o para mal estos están jugando el papel para el que se forman, que es la conquista del poder a través de nuestro sistema electoral.

Con la referida sentencia, en vez de buscar la real contribución a nuestra democracia y al fortalecimiento institucional de la nación, más bien asistimos a un terreno minado, el cual más temprano que tarde nos podría llevar a un callejón sin salida, en donde los grandes perjudicados serán los mismos partidos políticos y por ende la sociedad en sentido general.

De continuar las cosas como van, muchos de nuestros partidos a lo mejor no tendrán razón de ser, pues abrir de par en par el grifo sustentador para candidaturas independientes sin las regulaciones precisas, es un grave atentado contra la estabilidad de nuestra democracia política.

En lo adelante, veremos en nuestro sistema político-electoral la creación de la noche a la mañana de personeros que sin ningún tipo de filiación, ideología o categoría, se presentarán a los puestos electorales, en donde lo que primaría serán no solo aquellos programas o proyectos tendente al desarrollo de nuestras ciudades, sino las arcas de dinero, en su gran mayoría de dudosas procedencia, pero sí amparado en los presentes preceptos constitucionales.

Entendemos, que la sociedad a través de sus elementos legales debe izar la bandera de la búsqueda de un mejor camino para que tanto la ley 33/18 sobre Partidos Movimientos y Agrupaciones Políticas y otras, puedan hacerle frente a ciertos elementos nocivos a nuestro sistema de partido, a fin de ponerle un candado a quienes por caprichos y beneficios peculiares nos pretendan dañarnos más de lo que estamos.