Resulta Insólito el llamado que desde el pasado 20 de marzo hace la alta dirigencia del PLD a todos sus iguales para que salgan a la calle a defender la veintena de compañeros suyos, arrestados por el Ministerio Público bajo la orden de la autoridad competente, tras imputarles varias tipificaciones violatorias a las leyes del país.
Como ensayo, una multitud se apersonó al Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, y arengando que no tenían miedo, intentaron entrar a la edificación de manera violenta, siendo impedido por la Policía lanzándoles bombas lacrimógenas que los obligaba a retroceder. Producto de la bravuconería verbal y lanzamiento de objetos, quedaron destrozados algunos cristales de la institución. Por soberbios no entendieron que todo ciudadano, y más los servidores públicos, podemos cometer errores reñidos con la ley, y ser perseguidos por el Ministerio Público, máxime si metemos las manos a lo ajeno, sea quien fuese y del partido que fuere.
Antes, durante y después no han cesado las arengas descalificativas al Ministerio Publico y al presidente de la Republica por haberles tocado los 20 inmaculados detenidos por supuestos actos de corrupción y otros delitos, aprovechando las funciones de los cargos que ostentaban. Entre los protestantes mermados de cordura y tolerancia hay un expresidente de la República, legisladores, exfuncionarios del pasado gobierno y militantes peledeistas en general, impulsándonos a sufrir vergüenza ajena con tan irracional espectáculo de legisladores que hacen las leyes, altas personalidades del sector político partidista y con la membresía del PLD, todos despotricando al Ministerio Publico con una clara añoranza de su anterior procurador y compartes.
Aquel apoyo a la impunidad deja muchas interrogantes a la población apartidista y de otros partidos. Cuál es el sentido legal y común de ese comportamiento? Cómo hacer una marcha o concentración nacional o local exigiendo respeto a la impunidad? Cuál es la enseñanza a la población y a sus propios compañeros de poca escuela? No contribuirían los quejosos al fracaso del ex procurador Jean Alain Rodríguez? Por qué no esperar siquiera las pruebas que avalarían la medida de coerción? Ese tipo de políticos tienen en picada la credibilidad de ese sector. Esos defensores incondicionales y a priori, no tendrían culpabilidad compartida con esta primera veintena de operación Calamar?
Por: Lic. Santiago Martínez