La cumbre de las Américas debe contar con la asistencia de todas las naciones del continente. No hay razones validas para no invitar a países que tienen sus problemas internos, y hasta choques ideológicos internacionales.
En una Cumbre se tienen que escuchar las voces de todos los países de la región. Cada cual se da el gobierno que permite. Que haya puntos encontrados con un gobierno determinado, no significa sacarlo del foro.
Es una Cumbre prometedora para afincar las relaciones entre los países de la región, poniendo fin al aislamiento y las pugnas extranacionales, que siempre se dan, sobre todo cuando se choca con los Estados Unidos.
Las diferencias, en lo fundamental, la tienen con los Estados Unidos los países no invitados, pero ello no es razón para sacarlos de un foro internacional donde estarán representados todas las naciones de la región.
Cuba, Venezuela y Nicaragua pueden tener gobiernos que desde la óptica norteamericana no son democráticos, pero ello no es razón suficiente para alejarlos del debate. Por el contrario, se les debió invitar para enrostrarle, si el caso lo ameritara, el alejamiento de sus gobiernos de las prácticas democráticas.
No se puede retornar a las viejas prácticas de antaño de que se perseguía a los gobiernos progresistas, pero se permitía a la libre la existencia de dictadores. El gobierno dominicano, por ejemplo, no tiene buenas relaciones con el venezolano, y las razones son válidas.
En Venezuela se han estado celebrando elecciones que cuestionan sólidos grupos de la oposición. Hay inclusive un autotitulado presidente en el exilio, que de seguro estará en la cumbre a celebrarse en el país.
El equilibrio manda que a la Cumbre acudan gobierno y oposición de Venezuela, para ser escuchados, para que se debate si hay violaciones a los derechos humanos, si las elecciones fueron fraudulentas, y hasta preparar una declaración oficial.
Con Cuba, los norteamericanos tienen una persecución que viene de antaño. Muy difícil que los Estados Unidos permitan la libertad de invitación en una Cumbre donde esté representada Cuba.
Tiene que darse una apertura política, social y económica a lo interno de Cuba, mientras que en el exterior los norteamericanos deben suspender el bloqueo, el aislacionismo y la política de cero relaciones diplomáticas.
Las cumbres están para discutir las desavenencias sociales, económicas e ideológicas. No es hora de exclusiones.
Por: Manuel Hernández Villeta