Opinión Articulistas

Daniloy Odebrecht

Daniloy Odebrecht

Luis Pérez Casanova

Tras una entrevista en el programa Sol de la Mañana, el expresidente Danilo Medina se convirtió en tendencia por distintas razones. Su afirmación de que desconocía que hermanos y otros parientes suyos eran contratistas del Estado durante su gestión y el carácter político que atribuye a los procesos judiciales contra ellos; la explicación sobre la sonora llamada telefónica del excanciller estadounidense Mike Pompeo en medio de las tensiones sobre los supuestos aprestos para reforma la Constitución, y la la pulcritud que dijo hubo en la construcción de las plantas a carbón de Punta Catalina tienen en conjunto la suficiente carga para el revuelo que se ha generado.

Con tantos expedientes que han naufragado por insuficiencia de pruebas, el Ministerio Público, que si bien dejó mucho que desear en la investigación de las irregularidades en que involucra a hermanos y otros familiares del exmandatario, tendrá que evitar que el proceso se convierta en otro de ellos.

En torno a la llamada de Pompeo, que en su momento se interpretó como el tiro de gracia a cualquier iniciativa para modificar la Constitución y consignar la reelección, cada quien que se haga su propio juicio.

Al menos desde mi punto de vista lo más inexplicable en el rosario expuesto por el expresidente Medina ha sido su contradicción con la firma Odebrecht en torno a la construcción de las plantas de Punta Catalina. Según el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, la compañía reconoce en un informe que pagó 39 millones de dólares en sobornos para alzarse con las termoeléctricas. Incluso cita montos y seudónimos de los presuntos beneficiados.

Esos pagos el exprocurador Jean Alain Rodríguez no los encontró cuando inició la investigación de los 92 millones de dólares que la compañía había admitido que efectuó y que a través de un acuerdo de lenidad se comprometió a identificar a los beneficiados. No lo hizo, ni se lo reclamaron. El interés no era establecer responsabilidades, sino manchar la imagen del PRM. No por casualidad el presidente y el secretario general del partido fueron implicados en el escándalo.

La actitud de Jean Alain puede entenderse. Lo incomprensible es la inacción de las actuales autoridades para aclarar los sobornos para la polémica obra. La compañía dijo que los pagos ocultos, no detectados ni por la comisión especial designada por el propio Medina, ascendieron a 62 y se efectuaron entre diciembre de 2013 y diciembre de 2014.

Aunque resulte cuesta arriba Danilo puede decir que la omisión no lo compromete porque él no era procurador. Lo cuestionable sería que en lo adelante desmienta al consorcio brasileño sobre los sobornos para Punta Catalina.