A pesar del clamor de comunidades duramente impactadas por la tormenta Isaías, el balance dado a conocer por el ministro de Agricultura, Osmar Benítez, indica que fueron menos los daños a la producción agropecuaria.

Se trata hasta cierto punto, de ser así, de un consuelo para la población toda vez que no tendrá que sufrir escasez y carestía de alimentos. De acuerdo con Benítez era falsa la percepción de que el fenómeno, por los daños causados en Hato Mayor, El Seibo y otras provincias, había arrasado con la producción agrícola en casi todo el territorio.

Hay que confiar en que el funcionario no fue mal informado por los directores del ministerio en torno a las devastaciones en las plantaciones provocadas por la tormenta.

Benítez explicó que en el caso de Hato Mayor, que sufrió costosas inundaciones de viviendas, dejando familias a la intemperie, las plantaciones de cacao y de otros frutales no registraron mayores daños. Tampoco en las provincias de La Vega, Monseñor Nouel y Hermanas Mirabal.

Y en otras regiones las pérdidas no fueron significativas. Las lluvias, por el contrario, beneficiaron embalses de presas como Sabana Yegua y Sabaneta, y por ende el riego en las zonas.

Además de consolar que la agricultura no fuera afectada como se pensaba o se temía por los vientos e inundaciones, es oportuna la asistencia que se ha anunciado para los productores afectados por el fenómeno. No todos tienen seguro para cubrir daños como los causados por Isaías.