Este país ha sufrido por décadas un golpeo de lenguaje y de hechos que rayan en desafíos, como se deja ver en la actual campaña electoral, que los partidos se lanzaron a las calles fuera de tiempo y de ley, porque la mayoría de los jefes políticos no han concebido que el país, con su Constitución a cuesta está por encima de los partidos políticos y de los intereses individuales, de sectores y de grupos.

Nunca han creído que los partidos se crean para el desarrollo y bienestar de la sociedad. Es inaceptable que sean los políticos que hayan dado los peores golpes a la nación, incluyendo actos de traición a la patria, en una manifestación perversa y de intereses oscuros, exceptuando siempre los que son responsables, honestos, transparentes y revolucionarios que hemos tenido hasta hoy.

Un daño demoledor contra el país ha sido el robo de sus recursos encabezado o apoyado por gobernantes que malograron sus turnos, algunos de los cuales hoy, justo hoy, están en la calles promoviéndose como la gran cosa, como si nada hubiera pasado, arrebatando aplausos de ignorantes y de su clase para volver a hacer lo mismo. Igual piensan los nuevos aspirantes a ser parte de esa legión manchada y desacreditada.

Otro golpe demoledor, es la asimilación de esa conducta aviesa por la población joven, y adultos de mentalidad obtusa y especialistas en engaño y en tramposería individual y grupal. Hoy, la mayoría de los ingresantes a la política van a buscar lo suyo. No sería exagerado establecer que la actual ola de delincuencia, violencia, crímenes, abusos sexuales, venta y consumo de drogas sean conductas enseñadas y aprendidas de aquel comportamiento retorcido, con el amparo seguro de la impunidad,

Los funcionarios electos, a elegir y/o designados dejaron de ser modelo conductual, para incursionar como actores reñidos con la ley, la moral y la ética. Nunca imaginamos que tales desaciertos sucedieran en la etapa adulta de la democracia.

Sin embargo, actores directos e indirectos de tan perversa forma de gobernar y dirigir, tienen muchos seguidores con liderazgo aprendido en el oscuro mercado de la perversidad donde hipnotizan a los incautos y apoyan a profesionales, intelectuales y académicos que añoran ese estilo de vida para su lucro personal, familiar y de grupos afines. No se concibe que gente seria y decente, corran detrás de candidatos vacilantes de conducta y de conciencia, que ni aman la patria ni respetan a sus conciudadanos.

Por:_ Lic. Santiago Martinez