El mexicano Joaquín -El Chapo- Guzmán, el capo de las drogas más buscado del mundo, fue recapturado el viernes después de seis meses de intensa búsqueda tras escapar de una cárcel de máxima seguridad a través de un largo túnel construido por sus secuaces.
La detención de El Chapo Guzmán en la comunidad Los Mochis, México, tuvo una real connotación de película, pues las autoridades pudieron ubicarlo gracias a una entrevista que el jefe del cártel de Sinaloa ofreció al afamado actor estadounidense Sean Penn, que fue publicada por la revista Rolling Stone.
El exfugitivo estaba interesado en que Hollywood realizara un filme sobre su vida, que estaría a cargo de Sean Penn, quien tenía pautado una segunda entrevista secreta con El Chapo, concertada por la actriz mexicana Kate del Castillo, conocida por su papel de narcotraficante en la telenovela “La Reina del Sur”.
Aunque rodeada de la espectacularidad que solo la meca del cine puede proporcionar, la captura de tan temible narco desnuda de nuevo el drama y la tragedia que significa la mega industria de la droga que se ha instalado en México y extendido sus tentáculos por todo el mundo.
El propio Chapo Guzmán se encargó de revelar la magnitud del emporio criminal que dirige, al señalar que “ yo suministro más heroína, metanfetamina, cocaína y marihuana que cualquiera en el mundo” y dijo que para garantizar su distribución “tengo flotas de submarinos, aviones, camionetas y barcos” .
Al responder a la pregunta de si se considera responsable de las adicciones a las drogas, el capo respondió: “…el día que yo no exista no se va a reducir el narcotráfico”, lo que confirma el exjefe de Operaciones de la DEA, Mike Vigil, al advertir que su captura no detendrá las operaciones del cártel de Sinaloa.
Ese exfuncionario de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos señala que la recaptura de Guzmán se reduce a una victoria moral, porque para herir a ese poderoso cártel se requiere ir sobre sus activos, intervenir cuentas bancarias y propiedades y atacar a la corrupción que colabora con esa empresa criminal.
Gobierno, justicia y sociedad dominicana deberían asimilar la lección que ofrece tan terrible historia de crimen e impunidad que ha permitido que sobre la base de la corrupción y complicidad se levante el emporio más grande del mundo en el tráfico de drogas, un monstruo de siete cabezas.