Los políticos que han propiciado aglomeraciones en estos días como parte de la campaña electoral han dado un mal ejemplo a la población sobre las prevenciones para contener la propagación del coronavirus. Como no solo han sido opositores, sino también oficialistas las violaciones del distanciamiento no tendrán consecuencia alguna, ni siquiera recriminaciones. Las caravanas y aglomeraciones, que todavía están restringidas, han vuelto por su fuero con la salida al ruedo de los principales líderes y candidatos de los partidos políticos. El protocolo sanitario de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que aplican las autoridades dominicanas identifica la violación del distanciamiento físico y la ausencia de mascarillas como las principales causas de la propagación de una enfermedad que ha afectado a más de 10 millones de personas y provocado más de 500 mil muertes. Aunque se relacione con el incremento de las pruebas, la realidad es que en República Dominicana se ha registrado un aumento de los contagios. Los líderes políticos han debido limitar sus actividades masivas para contribuir con la contención de la pandemia. En lugar de tirarse a las calles lo factible sería recurrir a los discursos y la persuasión para captar prosélitos. Pero como en los viejos tiempos se ha apelado a los actos de masas, sin reparar que se está en medio de una pandemia de efectos luctuosos. Antes que el mal ejemplo los políticos han debido ser los orientadores de la población en torno a la actual crisis sanitaria.

