Si existe una cita inevitable es la muerte.
Lo que preocupa a muchos es que no se puede programar en términos de dónde, cómo y cuándo moriremos.
La idea de morir aparece a cualquier edad, pero es más común en la adultez en momentos en que se pasa balance a la vida.
Es frecuente que se coquetee con esta idea después de un accidente en que sobrevivimos milagrosamente o cuando se nos formula un diagnóstico médico de mal pronóstico.
Pertenezco al grupo de los obsesivos que ha pagado ya los actos funerarios y el terreno especial que acogerá mis restos.
Otros viven evitando la idea de la despedida.
La imagen de vernos dentro del ataúd ocupa un lugar predominante en nuestro inconsciente y en las fantasías que nos asaltan. Se equipara este temor sólo a la idea de perder el juicio, la razón o volverse loco.
He confirmado que dependiendo de la personalidad de los que acuden a mi consulta, las preocupaciones que emergen son dos: ¿cómo seré recordado? y ¿cómo quedarán los míos desde el punto de vista económico social?, de ahí que el seguro de vida que se prepaga como un ahorro para disfrute de los sobrevivientes, siga siendo uno de los servicios más demandados.
En algunas provincias cuando un acto mortuorio pasa por la puerta, se cubren los espejos, se colocan algunos objetos al revés y se lanza agua bendita, como simbolismo de neutralización, es una suerte de ¡zafa! que allá llegue y aquí no pegue.
Amigo lector, veamos si alguno de estos pensamientos le ha cruzado por su cabeza respecto al tema de la muerte:
¿Cuántas cosas tengo pendientes y sin resolver?
¿Qué pasara si me voy ahora sin poder prepararme?
¿Qué debo hacer en los años que me quedan para ser recordado para siempre?
¿Cómo será aquello donde voy después de muerto y si hay algún sistema religioso que me ofrezca la vida eterna y mejor en el más allá?
Soy materialista y dialéctico, sólo creo en el retorno químico y descompuesto a la tierra, pero después de este cáncer estoy dudando un poco y pensando en que será de mí después de muerto.
Muchas personas con miedo y terror a morir requieren de terapias especializadas.
Si ese es tu caso, te recomiendo hacer un retiro y pasar un balance organizado y realista a lo que has sido y la posibilidad de ser un mejor ser humano en los renglones inadecuados de tu existencia, rectificando a tiempo sea mediante el pedir perdón o alejándonos de prácticas inmorales.
Quiero terminar con las palabras de la psicóloga española Paloma Cavadas: La muerte no debe ser una cosa dramática como la supone nuestra cultura occidental, donde no hay educación para morir porque no hay educación para vivir. Si adquirimos educación para morir, la tendremos para vivir, para aprovechar el tiempo, para sacar a flote todos nuestros talentos, nuestras virtudes, nuestra mejores cualidades, superar incluso todos nuestros miedos.
Estás a tiempo, querido lector, para vivir con responsabilidad practicando los mejores valores de la humanidad; no hay forma de evitar la muerte; pero puedes morir con dignidad dejando una estela ejemplar para que los tuyos no sólo te recuerden con amor, sino, que lo mucho o lo poco que tengas se distribuya con equidad.