Eran las nueve de la mañana de un domingo y una joven encuestadora llegó a la casa de Pedro y con la formalidad correspondiente le solicitó una entrevista para que le respondiera unas preguntas sobre la situación del país.
Presentó su carné de la firma La Exactitud. Pero recibió formales excusas, pues Pedro que salió seleccionado en un sorteo, tenía que ir a la iglesia.
Una encuesta es una fotografía instantánea de lo que ocurre en un momento dado, en este caso, se recaban opiniones en torno a un problema determinado.
El lugar escogido, el día y la hora en que se pregunta sobre algo, son determinantes.
El estado de ánimo del encuestador y la actitud del entrevistado influyen en los resultados.
¿Cuántos de mis lectores han sido entrevistados en los últimos 10 años sobre temas electorales?
Un ser humano que accede a responder preguntas, no siempre es sincero. A veces miente y oculta.
¿Por qué lo hace?
Se ha dicho que el dominicano es bronco y a veces responde al revés para desinformar.
¿Es realmente imparcial el que formula la pregunta?
Pero, una vez concluido el trabajo de campo (recolección de la información), ¿el procesamiento de los datos es pulcro e inequívoco?
Lo que se publica en términos de porcentajes, preferencias y resultados ¿está apegado 100% a la ética del equipo responsable de la medición?
¿Cómo influyen sobre el ánimo del consumidor, activista, dirigente o militante de un agrupamiento político, los resultados de las encuestas?
Yo no me llevo de encuestas, me dijo un amigo en los Guaricanos, zona norte de Santo Domingo.
En la última encuesta de la firma Gallup, más de un 70% sostiene que el 20 de mayo del año 2012 ( fecha programada para el sufragio en las elecciones presidenciales), mantendría la intención o preferencia que dijo poseer al momento de ser entrevistado (noviembre del 2011).
Yo creo firmemente en las encuestas diseñadas y ejecutadas con profesionalidad y objetividad.
Las firmas con más tradición de aciertos consignan entre un 2.5 y 3 % sus márgenes de error en sus vaticinios.
Cualquier ciudadano del mundo sabía que Rajoy (del PP de España) ganaría las elecciones, pues como ha dicho el presidente Fernández, los golpes de Estado han sido sustituidos por los golpes de mercado.
No se gana unas elecciones sólo capitalizando el disgusto, sino con propuestas.
No se triunfa sólo con consignas huecas que se desgastan, sino conquistando la confianza del voto de la mayoría de los necesitados.
Se ha estimado que el 85 % de los votantes son gente pobre.
Se sabe que las mujeres votan con más disciplina y determinación que los hombres.
Se conoce que de seguir en aumento la abstención, el que tenga más capacidad de compra de conciencias se beneficia.del pasado reciente.
Falta un buen tramo para las elecciones y variables, como desgaste de un gobierno que intenta un tercer periodo; compactación del bloque opositor y situación económica al momento del voto, serian determinantes.
Pero mi pregunta es clave: ¿Los favoritos en este momento, seguirán trabajando con un contagioso entusiasmo?; ¿el sentimiento unitario es sincero, sin sectarismos, sin imprudencias, con integración equitativa y respetuosa? ¿Se está evitando el triunfalismo? y finalmente, ¿se está procurando una conexión popular profunda, afectiva y laboriosa para crecer, consolidarse y triunfar en primera vuelta?
Yo espero
.(*) El autor es co autor del libro ; Introduccion a la Bioestadistica.