Agripino: “Ahora que puedo contarlo”.-
Es el título del libro que recoge parte de las memorias de monseñor Agripino Núñez Collado, emblemático personaje de la vida pública del país que tiene un liderazgo en las áreas académicas, en su vida sacerdotal y en su condición de mediador en los conflictos que han afectado a la sociedad dominicana.
El miércoles pasado logró llenar un amplio salón del hotel El Embajador y la mesa directiva del acto estuvo presidida por la doctora Margarita Cedeño de Fernández, vicepresidenta de la República.
El académico Adriano Miguel Tejada fungió como maestro de ceremonia con una elegancia protocolar que revela que es un egresado distinguido de la PUCAMAIMA y un amigo entrañable del autor de la obra.
En 360 páginas que contienen fotos de su paso por la vida, el libro, de una exquisita diagramación y composición, fue editado en Editora Corripio.
El primer orador, ameno y sagaz, lo fue su amigo entrañable don Pepín Corripio, quien valoró la trayectoria del autor y la importancia de la obra en un lenguaje llano que mantuvo la atención del auditorio provocando hilaridad y buen juicio.
El prólogo fue escrito y leído por don Roberto Cassá, director del Archivo General de la Nación, quien después de explicar que sus pasos ideológicos estaban distanciados de la Iglesia, ha descubierto en los últimos años la calidad humana y el espíritu de solidaridad de don Agripino que lo definen según el prologuista como un buen hombre.
“En cuanto a su función de mediador, parece fuera de dudas, que la asumió armado de una buena intención que ha sido norma de vida y de patriotismo indiscutible. Él no reivindica nada al respecto, sino que se remite a describir situaciones de importancia en las cuales desempeñó el papel que los actores políticos le reconocen. Pero de la panorámica que ofrece el libro, se desprende su gran incidencia en el fortalecimiento institucional y de la democracia política, al contribuir a que los actores involucrados dirimieran conflictos conforme a preceptos legales y de tolerancia”.
Más adelante el doctor Roberto Cassá reconoció la labor de don Agripino en ayudar a jóvenes humildes a realizar su carrera Universitaria.
Cuando le tocó clausurar el acto el autor se notaba emocionado y con una memoria asombrosa para sus años. Saludó a todos y cada uno de los presentes desde sindicalistas, funcionarios de gobierno, profesores universitarios y una representación del empresariado nacional.
He compartido dos veces con Monseñor: cuando fuimos atacados por la Policía en el parque olímpico en los años 70 en el acto inaugural de los juegos universitarios, a la sazón yo estaba entre los que reclamaban al Gobierno “Medio Millón para la UASD” y, cuando le acompañé representado al Colegio
Médico como parte del diálogo que evitó una huelga y se consiguieron prerrogativas que dejaron satisfechos a ambas partes: personal sanitario y Gobierno.
Tengo la obra en mis manos. Es una edición de lujo que todo dominicano debe leer, como lo hago yo, con lo que reconocemos a un demócrata a carta cabal y al mayor de 11 hermanos que viniendo de un hogar campesino ha llegado a la cúspide del respeto de toda la nación.