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De salud y otras cosas

De salud y otras cosas

César Mella

Distanciamiento y consulta médica.-

Por César Mella
(cesarm2@codetel.net.do).-

En estos días hemos celebrado el Día de la Salud Mental. Uno de los actos más sublimes es la relación médico- paciente.

¿Qué ha ocurrido en estos meses de pandemia?
El distanciamiento ha bloqueado el estrechón de manos y a veces el abrazo que se producía entre pacientes y su médico cuando tenían varios años relacionándose.

Ya en la sala de espera le habían tomado la temperatura; sus manos fueron protegidas con alcohol y en algunos casos se le exigió proteger sus manos con guantes.

En algunas dependencias se exige una prueba actualizada negativa de covid-19.
Ya en ese clima el médico y su paciente les invade un ambiente de desconfianza y suspicacia.

Rituales tan significativos como la toma de la tensión arterial y el examen físico a veces son obviados.

Una parte importante de las consultas se están realizando por WhatsApp cuando no a través de las plataformas virtuales como Zoom, por ejemplo.

Las dificultades para conseguir una cita con los galenos de prestigio en las principales provincias es un verdadero suplicio, pues los médicos de mas de 60 años y en condiciones de riesgo se han guarecido en sus hogares como potenciales pacientes susceptibles de contagio.

Decenas de médicos, enfermeras y personal sanitario se han contagiado en el cumplimiento del deber y para ellos, verdaderos héroes no se ha observado ningún tipo de reconocimiento.

39 hospitales, según el servicio nacional de salud, deben al comercio local más de 10 millones de pesos, entre ellos el emblemático Hospital Robert Read Cabral, eso se refleja sobre el ambiente laboral y en la necesidad de formular una prescripción que el paciente y sus familiares deben adquirir en las farmacias de la comunidad.

La ARS estatal Senasa tiene por meta afiliar dos millones de dominicanos en el régimen subsidiado.

¿Pero de qué le vale eso?
Muchas veces necesitarán de hacer un copago, es decir, ofrecer entre 100 a 500 pesos para completar el costo de la consulta en el establecimiento y especialista seleccionado.

“Aquí no trabajamos con seguro, o con ese seguro” es una frase grosera y despreciativa para un ciudadano que ha madrugado para ver a ese médico y cuyos costos de transporte hay que añadirlos a sus gastos en salud.

En el caso de la psiquiatría y la psicología, los profesionales de estas especialidades no dan a vasto, pues las depresiones, el insomnio, los trastornos por ansiedad y otras entidades, desbordan la capacidad de respuesta en el sector público, lo mismo que en la práctica privada.

Los tratamientos son costosos y casi siempre deben ser consumidos por largos periodos.
La salud mental del dominicano está signada por el sufrimiento y la desesperanza.

La canasta familiar se ha incrementado y la cantidad de suspendidos y cancelados genera angustia en los hogares de menos ingresos.

Esperamos con cierto dejo de resignación que el panorama varíe en pocos meses y que los líderes de la salud pública no descuiden las otras condiciones que originan enfermedad y muerte.

De todos modos, el personal sanitario debe seguir haciendo esfuerzo para que la consulta con sus pacientes sea un acto de amor.

El Nacional

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