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De Stalin a Trosky

De Stalin a Trosky

Ramón Rodríguez

Los debates en torno al encarnizado enfrentamiento que sostuvieron Joseph Stalin y León Trotsky han sido interminables. Es Vladimir Lenin, quien ofrece una mejor radiografía de ambos líderes soviéticos que intentaron cambiar el mundo con perspectivas distintas. Lenin sostuvo, y así lo hizo saber en su testamento, que Stalin era muy brusco, y que no tenía el temperamento para ocupar la posición de secretario general, de hecho, pidió su sustitución del cargo.

De Trotsky, reconoció su gran capacidad teórica y su talento para lidiar con los compañeros bolcheviques, aunque se atrevió a decir, que el formador del Ejército Rojo era muy ingenuo y en verdad, sólo así se explica que Trotsky no asistiera al entierro de Vladimir Lenin, a sugerencia de Stalin, dejando un espacio libre que pagaría muy caro.

Guardando respetuosamente la distancia abismal de los acontecimientos, ese duelo a muerte nos hace recordar por momento, la política dominicana. Trostsky se interesó en su preparación intelectual. Manejaba las cosas trascendentales.

Perdió el contacto con muchos de sus compañeros. Trotsky, a pesar de ser sumamente brillante, se enfocó en su fallida tesis de la Revolución Permanente y en exportar la Revolución Rusa. Stalin, en cambio, estaba muy distante a la intelectualidad de Trotsky, pero se preocupó por las bases del partido y terminó aprendiéndose los nombres de sus compañeros. Entendió que era imposible llevar el comunismo a otros países y se dedicó a colocar compañeros suyos en las estructuras del partido.

Tras la muerte del gran Lenin, Stalin sólo tuvo que esperar el congreso del partido e irónicamente poner su cargo sobre la mesa, como lo había solicitado Lenin en su testamente, pero el georgiano, ya tenía sus amarres y ese era el inicio de la desgracia de Trosky, que comienza con su expulsión del partido en el l927 y luego con su deportación en 1929 y finalmente, su asesinato en México, el 20 de agosto de l940, a manos de Ramón Mercador, por orden de Stalin.

Los estudiosos ahora se preguntan : ¿ Y si en vez de Stalin, Hubiese Trotsky?

El Nacional

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