Hay una profunda crisis del partidismo en la República Dominicana. Los partidos transitan sin basamento social y solo funcionan a plenitud en la campaña electoral.El líder absoluto se va imponiendo en los partidos, lo cual castra el espíritu democrático que debe tener toda agrupación partidista. La política es comprar un tique que permita a futuro conseguir un buen empleo.
El liderazgo olvida que los partidos se deben sustentar en principios, en normas que sean ejemplo para la comunidad, en lucha por un mejoramiento de vida de los dominicanos, y mantener el equilibrio social.
Después de las elecciones los partidos toman un receso, se olvidan de la marcha de sus deberes y solo sacan la cabeza cuando lanzan precandidaturas a destiempo. De continua con ese auto-abandono podrían ser perseguidos por el eventual candidato independiente.Aunque en el listado de los partidos hay más de 30, pero solo hay tres grandes, los cuales constituyen el aliado principal en los bloques que se hacen con los emergentes.
Los pequeños merecen respeto y cada cual hace sus alianzas y busca su futuro.En época de reflujo, como debe ser la actual, los partidos políticos se deberían dedicar a trabajar por el bien comunitario, levantando una red de auxilio en lo cultural, lo económico, el bienestar de la familia y mejorías comunitarias.
Desde luego, nunca esa asistencia social podría ser interpretada como campaña electoral a destiempo. La sinceridad de la oferta y el alejamiento del tufillo de campaña podrían ser evitados.El devenir político de hoy está en las manos de los partidos Revolucionario Moderno, Fuerza del Pueblo y de la Liberación Dominicana. Los demás para alianzas.
Tienen esos grupos minúsculo una gran importancia, porque pueden ir al corazón del barrio y trabajar codo a codo con los marginados, pero bueno es consignar que solo un puñado de partidos se atreve a visitar los barrios y conocer las dolencias de los marginados.Hay ahora mismo en los llamados partidos grandes dos luchas, iguales en importancia, las precandidaturas de regidores, alcaldes, diputados, senadores y presidenciales, pero también está la pugna interna por los cargos.
Se estima que conseguir un buen cargo a lo interno del partido da una ligera ventaja a los que únicamente trabajan buscando el apoyo de las bases, pero cada día la masa influye menos en esos partidos.
Los candidatos reciben el beneficio de los aprendices de neo-caudillos, o sea que son señalados de dedo, lo cual es una de las primarias revelaciones de que las bases están fuera del foco de atención de las candidaturas.
Por: Manuel Hernández Villeta