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Declaraciones impropias

Declaraciones impropias

Pablo del Rosario

Recientemente leí unas declaraciones del ministro de Agricultura, Limber Cruz, en las que afirma: “Si no tuviéramos a Haití al lado, aquí hubiese problemas con la agricultura”. Confieso que me pareció algo innecesario y fuera de lugar.

Lo cierto es que no solo la agricultura ha sido invadida por haitianos, sino muchas otras actividades que sería prolijo enumerar; pero, confesar esa realidad constituye un error táctico, sobre todo si quien la expresa es una autoridad investida con el rango de ministro. Esto así, porque envía a la ciudadanía un mensaje de incapacidad e impotencia. Además, testimonios de esa naturaleza envalentonan mucho más a nuestros vecinos. La relación histórica entre ambos pueblos sugiere no declararnos dependientes de ellos en sentido alguno.

El pueblo haitiano ha sido sometido, maltratado y empobrecido desde su colonización hasta el presente, razón por la cual, su disposición a emigrar es permanente. Hoy, la población se debate en un ambiente en el que la gobernanza la ejercen pandillas y bandas criminales, que propician: corrupción, robos, secuestros, e inseguridad ciudadana. Todo lo expresado, explica en gran medida el impulso del éxodo de haitianos hacia nuestro país. Las autoridades nacionales están obligadas por mandato constitucional a preservar y defender nuestra soberanía territorial, aérea y marítima.

En la medidas que nuestros gobiernos asuman posturas nacionalistas y de vanguardia para desarrollar las diferentes actividades de la vida nacional, irá quedando menos espacio vulnerable para desplazar al dominicano.

Esa realidad, demanda que el Estado y la ciudadanía en general, aporten iniciativas y esfuerzos adicionales, que estimulen a ciudadanos dominicanos a ejercer el sentido de pertenencia que lo vincula a la producción y el desarrollo nacional.

Dicen los chinos que una distancia larga se acorta dando el primer paso.