Al cumplirse este 12 de octubre 533 años del descubrimiento de América, un hecho fortuito, veamos como lo resume National Geographic: “Colón partió el 3 de agosto de 1492 al frente de tres naves: la Santa María, la Pinta y la Niña. La expedición partía con la misión de encontrar una nueva ruta marítima hacia Asia, de donde provenían mercancías tan preciadas como la seda y las especias.
La caída de Constantinopla en manos de los otomanos, en 1453, había cortado la vía terrestre desde Europa hacia Asia; y la ruta por mar que habían explorado los portugueses implicaba circunnavegar todo el continente africano y, aparte de peligrosa, era muy larga.
El almirante calculaba que la distancia hasta Cipango (Japón) sería de unas 700 leguas, por lo que cuando se superaron las 800, sin avistar tierra, hubo de afrontar el descontento de sus hombres.
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Américo Vespucio demostró que lo descubierto por Colón era un nuevo continente, no parte de Asia
La madrugada del 12 de octubre de 1492 la tripulación de la Pinta – concretamente y según las crónicas, Rodrigo de Triana – avistó la isla de Guanahaní, en las Bahamas”.
Colón siempre creyó haber llegado a una parte de Asia, por eso se dice que Américo Vespucio, un italiano de Florencia, fue quien estableció que éste era un nuevo continente (Por ello lleva su nombre), en un viaje que inició en 1499. Al margen de sus conocimientos de geografía, Amerigo (su verdadero nombre) se había embarcado por intereses personales, para valorar qué productos podían negociar en Europa.
Mal llamado “Día de la Raza”, cada 12 de octubre debemos pedir perdón por las atrocidades cometidas por los europeos en contra de los habitantes milenarios de estas tierras.
En 1992, en el quinto centenario del descubrimiento, Joaquín Balaguer, que ostentaba su quinto mandato como presidente, gracias a un fraude colosal que hiciera en las elecciones de 1990 contra el Partido de la Liberación Dominicana y Juan Bosch, inauguró un fastuoso monumento, el “Faro a Colón”, que hoy esta semi abandonado y es nido de ratas y otras alimañas.
Precisamente, casi cinco siglos después, y hace 55 años, Juan Bosch escribió “De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe frontera imperial”. Gabriel García Márquez diría, de ella “Éste es uno de los textos más notables escritos en la región, catalogada como “obra monumental”. Descubre los acontecimientos que han marcado el desarrollo del Caribe desde su descubrimiento hasta los primeros años de la Revolución Cubana. Juan Bosch es un referente de dignidad nacional para toda América Latina.”
A propósito de la fecha y precisamente como el libro de Bosch arranca allí y termina con el inicio de la Revolución Cubana, quiero despedirme con ésta para no quedarnos con el sabor amargo del “descubrimiento”.
El 26 de julio hicieron 72 años cuando Fidel Castro, y ciento cuarenta jóvenes, asaltaron el Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba. Fue un rotundo fracaso y desató la furia y el terror del dictador Fulgencio Batista. Torturaron y mataron por lo menos a 60 de los jóvenes apresados.
Fidel cita en su alegato de defensa: “No se mató durante un minuto, una hora o un día entero, sino que en una semana completa, los golpes, las torturas, los lanzamientos de azotea y los disparos no cesaron un instante como instrumento de exterminio manejados por artesanos perfectos del crimen.
El cuartel Moncada se convirtió en un taller de tortura y muerte, y unos hombres indignos convirtieron el uniforme militar en delantales de carniceros».
Fidel salvó la vida milagrosamente. Enjuiciado solo en el hospital, allí pronuncia su alegato de defensa que se conoce con la frase que concluye, y que se convirtió en el programa del partido “26 de Julio”: “…En cuanto a mí sé que la cárcel será dura como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a 70 hermanos míos. Condenadme, no importa, la historia me absolverá”.
Seis años después, con la entrada victoriosa a La Habana de las guerrillas encabezada por Fidel, El Che, Camilo Cienfuegos, Raúl y otros comandantes, desde el desembarco del yate Granma el 2 de diciembre de 1956.
Recordemos estos hechos gloriosos, y no las tristes circunstancias que iniciaron hace 533 años con el “Descubrimiento de América”.
El autor es médico.