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En el libro Desinformación y Guerra Política, de Thomas Rid, que consta de 550 páginas, está correctamente documentado, con imágenes donde el autor lo ha considerado necesario. Convergen elementos, claro está, sujetos estos a la consideración de Rid, los cuales dejan al lector más que asombrado, como en una especie de somnolencia, al descubrir hechos “reales” de nuestro pasado reciente, que en realidad no fueron tan reales, sino que los mismos fueron parte de inventivas, las cuales, capitaneadas tanto por el Comité para la Seguridad del Estado, de Rusia, mejor conocida como la muy famosa en los círculos políticos de izquierda la KGB, y claro está, del otro lado del mundo, la Agencia Central de Inteligencia (en inglés: Central Intelligence Agency, o por sus siglas, CIA).
Estos dos superpoderosos organismos, creados ambos para manejar las diversas estrategias de sus respectivos países, tanto en tiempos de conflictos en donde las citadas naciones tienen sus marcados intereses, como en tiempo de “paz”, han sido además de otros creados en varias naciones del primer mundo, los grandes responsables de diversos entramados que a manera de desinformación el mundo ha digerido como informaciones ciertas.
La misma, es decir la desinformación, fue o es una cultura antiética y con devastadores efectos, que han venido usando las dos citadas superpotencias, eso sí, sin menospreciar a Inglaterra y Alemania, países estos últimos que aunque han bailado la música de los dos primeros, también ha tenido como los tiene China, Japón, las dos Koreas y otras naciones, las que dentro de los diferentes contextos en los cuales han tomado participación, han sacado a aflorar sus tentáculos, tanto a favor como en contra de Rusia y los Estados Unidos.