Editorial

 Despertó el monstruo

 Despertó el monstruo

El anuncio de que Estados Unidos, Francia, Holanda e Inglaterra  impondrán con la colaboración del Gobierno dominicano una “pared marítima” en el mar Caribe para combatir el creciente trafico de drogas,  coincide con la incautación en el aeropuerto de La Romana de  más de  mil kilos de cocaína empacados en veinte maletas que serían llevadas a Europa en un avión privado.

Ese bloqueo naval, medida de carácter militar que suele aplicarse en tiempos de guerra,  procura  cerrar el paso a la enorme cantidad de droga que  llega  desde  Suramérica a la  zona del Caribe para ser transportada a  territorio estadounidense y a Europa.

República Dominicana se ubica ahora en el epicentro del trasiego internacional de cocaína, después que fueron reforzadas las medidas antidrogas en México donde el Gobierno con la ayuda de Washington y Colombia libra una guerra sin cuartel contra los cárteles del narcotráfico.

Se define como impresionante el volumen de  drogas que desde  las regiones productoras  se despacha hacia el Caribe, especialmente a   la Isla Hispaniola compartida con Haití que sirve de puerto de trasbordo hacia los mega mercados de Estados Unidos y Europa.

La pared marítima, que incluye el uso de  satélites espías, radares, unidades de control de  tierra y mar y otros equipos de tecnología de punta, se erige como la más contundente respuesta   de guerra  preventiva de la comunidad internacional contra el narcotráfico, cuyas operaciones mayores se concentran en la  zona del  Caribe.

El Gobierno  dominicano está compelido a ofrecer todo su respaldo a esta iniciativa de Estados Unidos, Francia, Holanda  y el Reino Unido, en razón de que el territorio nacional  ha resultado altamente impactado  por las crecientes operaciones de  los cárteles de America del Sur en el área del Caribe.

El bloqueo naval en el corredor  caribeño coincide también con  el fin de la guerra de Irak, a la  que se atribuyó el abandono por parte de Estados Unidos de la  vigilancia en la estratégica zona que se convirtió en vía expedida para  el traslado de miles de toneladas de drogas a territorio estadounidense y al Viejo Continente.

Por tratarse ahora de un problema  que atenta contra la seguridad interior de Estados Unidos, puede decirse que Washington prestará toda su atención a la tarea de  contrarrestar el enorme flujo de drogas a través del Caribe desde Suramérica, lo que sin dudas significará un respiro para República Dominicana donde literalmente todos los días llueve  cocaína.

El Nacional

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